Los abogados de CC insisten en que su cliente ha sido sorprendido en su buena fe, que los responsables de la campaña contactaron con alguien que, al parecer lleva las giras de Diego Torres. Y ahí debe haberse liado el asunto, tanto que también parece que hay secuelas judiciales en Tenerife. La empresa local niega que haya negociado los derechos de la canción y que, en todo caso, sólo ofreció la celebración de un espectáculo. Desde Peer Music alucinan en colores, como la canción, y anuncian que cuando el asunto esté cerrado de la manera que sea (pagando CC o demandando a CC para que acabe pagando) lo contarán todo con pelos y señales. Lo mismo que nos dicen desde Tenerife otros afectados. La cosa no es baladí porque, al parecer, la utilización de una obra de autor para fines políticos, de sexo, drogas o pornográficos, conlleva daños morales, y la multa puede llegar a 600.000 euros.