El famoso Consejo de Gobierno al que ha hecho referencia de esa manera tan rastrera José Manuel Soria se celebró el pasado mes de julio en La Palma, concretamente en el Parador Nacional, un sábado a las 12.00, al día siguiente de la jornada grande de las Fiestas Lustrales. La reunión tenía carácter deliberante y el asunto principal era preparar los ajustes presupuestarios necesarios en el nuevo escenario nacional de reducción drástica del déficit público. El consejero de Economía y Hacienda se presentó con un elaborado Power Point en el que explicó a los miembros del Gobierno cómo creía él que debía acometerse ese traumático recorte. Al tiempo que iba desgranando partida por partida, departamento por departamento, cómo iba a quedar el presupuesto autonómico, más se transformaban las caras de los presentes, especialmente las de las consejeras de Educación y Asuntos Sociales, Milagros Luis e Inés Rojas. No hace falta que enfaticemos en el previsible hecho de que eran las consejerías nacionalistas las que más recorte sufrían, dónde va a parar. Soria tuvo, como siempre, su especial recadito al Gobierno nacional y a sus veleidades con Canarias, y llegó a proponer descartar del todo la aplicación de la Ley de Dependencia. Más o menos vino a plantear que o la pagaba el Estado o no habría tal despilfarro en Canarias. Su mensaje central fue que había que cerrar colegios y hospitales o pensar seriamente en subir los impuestos. El carácter deliberante del Consejo permitió a Rivero aplazar cualquier decisión, que Soria dibujaba como de urgencia.