Se confirman los peores pronósticos: al Partido Popular de Canarias le importa exactamente un pimiento encontrar la verdad en los casos de corrupción que le afectan. Lo ha demostrado en diversas ocasiones y lo acaba de ratificar esta semana en el asunto eólico. Por un lado, en el Parlamento, dos tristes parlamentarios tratan de defender de modo patético su teoría de la mochila con Titadine y colocar en un militante socialista la máxima responsabilidad del escándalo que estalló en una consejería que dirigía Luis Soria, hermano del presidente regional del partido. Una imbecilidad que ni siquiera el socio necesario, Coalición Canaria, ha querido asumir. Pero, el mismo día que los diputados del PP hacían ese ridículo, los abogados del partido anunciaban que se retiraban de la causa penal que se sigue en el Juzgado de Instrucción número 7, donde estaban personados como acusación popular. En su día dijeron que se personaban “para defenderse” y ahora que la causa pasa a procedimiento abreviado y al correspondiente juicio por jurado, el PP se echa a correr no vaya a ser que la cosa pase a mayores.