La solicitud presentada por María del Pilar del Río Sendino, esposa del arquitecto redactor del proyecto de la bodega de Juan Francisco Rosa, era una bomba de relojería. Y algunos técnicos de la Consejería de Política Territorial lo sabían de sobra. Pero había instrucciones de ser diligentes, lo que no suponía saltarse la legalidad vigente. Allí estaba para esos menesteres el jefe del Servicio de Ordenación Urbanística de la Dirección General de Urbanismo, Faustino García Márquez, que remitió de inmediato la solicitud de permiso a Agricultura, al Ayuntamiento de Yaiza y al Cabildo. Y a esperar respuestas. La primera en llegar fue la de la Consejería de Agricultura, que rechazaba de plano la construcción de una bodega, lo que evidencia que alguien se olvidó de dar los toques oportunos en el entorno de don Gabriel Matos, a la sazón consejero de la cosa. El Ayuntamiento de Yaiza ni contestó, lo que dio lugar a su consentimiento. Pero, ¿y el Cabildo? ¿Qué dijo el garante del Plan Insular de la Isla? ¿Contestó a las tres preguntas que le fueron formuladas desde la Dirección General de Urbanismo para poder tomar una resolución respecto a la bodega de Juan Francisco Rosa? Ya les adelantamos que no contestó a ninguna.