Es cierto que retratar o grabar imágenes en los pasillos de los juzgados está prohibido en todas partes menos en Canarias, donde tenemos muchos endemismos, además de una hora menos. Es cierto también que antes de obtener imágenes en el interior de un juicio es necesario recabar primero el permiso del tribunal. Pero de ahí a que ahora se dicten estrictas normas que obligan a los reporteros gráficos a abandonar el Palacio de Justicia “sin detenerse en los pasillos”, una vez concluyan sus tareas en las audiencias públicas, va un abismo. No es que de repente se prohiba retratar los dragos, la fuente del patio interior o las trasnochadas vidrieras. Es que no quieren que se obtengan imágenes de magistrados en apuros, o de magistrados venidos de Cantabria para juzgar el comportamiento de un colega en apuros. Porque de otro modo no se entiende que tanta restricción informativa se extienda exclusivamente a días tan señalados. De todas maneras, seguiremos apostando por la transparencia dentro de la legalidad. Estaría bueno. Y si hay que enviar dos fotógrafos, habrá que hacerlo.