Aunque la causa está declarada secreta, principalmente para proteger la identidad y la intimidad de las víctimas, algunos de los afectados ya ha contado a la prensa sus experiencias en la siniestra casa de la urbanización El Edén, de Agüimes, donde presuntamente se sometía a los alumnos de la escuela de kárate a todo tipo de vejaciones y abusos sexuales con el engaño de que se trataba de concentraciones para mejorar su rendimiento deportivo. Los testimonios prestados tanto ante la Policía como ante el juez, el fiscal y los abogados de los implicados, reflejan el miedo que atenazaba a las víctimas ante la sola intención de relatar lo que ocurría en aquel chalet. Muchos se han desmoronado al escucharse contar lo que les ha sucedido, en algunos casos personas con treinta años que confiesan haber sido violadas hace quince. El juez Parramón utiliza una sala de juicios para recibir esos testimonios, que están siendo grabados en vídeo probablemente con la intención de convertirlos en pruebas precontituidas que eviten a las víctimas tener que declarar nuevamente en el juicio. Que no sean víctimas dos veces: de sus presuntos violadores y del proceso judicial.