Y no es por estrafalarias resoluciones, ni por acumulación de trabajo, sino por problemas en los inmuebles que ocupa. Mientras se retrasa de manera más que preocupante el nuevo palacio de Justicia de San Cristóbal, las dispersas sedes judiciales de Las Palmas de Gran Canaria sufren los rigores de una desacertada política de reformas, alquileres astronómicos e irracionalidad organizativa. El inmueble que ocupa el Juzgado de lo Mercantil ha estado estos días a punto de ser desalojado por desprendimiento de unos viejos techos de madera que han caído sobre un falso, pero que muy falso techo, cuyos cascotes han ido a parar a los ordenadores y a las mesas de los funcionarios. Los desperfectos se suman a los ya detectados en otras plantas del edificio, concretamente en la que ocupa el Juzgado de Menores, donde florecieron de la manera que acostumbran unos impresionantes hongos producto de la humedad. El problema trató de solucionarse sin éxito con unos paneles de madera instalados según el manual de Pepe Goteras y Otilio.