Quizás sería bueno que, en paralelo a la reinvención del periodismo impreso, alguien escriba un ensayo sobre la caducidad de determinadas fórmulas para las relaciones entre políticos y periodistas. El primer instrumento a revisar ha de ser, necesariamente, la rueda de prensa, esa reunión a la que son convocados los plumillas a través de unos comunicados cada vez más excitantes: “Fulanito de tal valorará la actual situación política y comentará diversos asuntos relacionados con la actualidad”. El convocante se larga el rollo y el periodista intenta calzar la pregunta que, en realidad, es la que ha motivado a su jefe a enviarle allí. Luego está el cretino que convoca a los medios para leer un comunicado y no admitir preguntas, con lo económico y sencillo que es enviar el texto, el audio y el vídeo por correo electrónico. Y como elemento común a casi todas las ruedas de prensa de los políticos, la trola, esa herramienta imprescindible sin la que algunos mandamases parecen no poder vivir. De la política, entiéndase. Analicemos una rueda de prensa de este lunes, la exótica convocatoria de Paulino Rivero, Claudina Morales y Juan Manuel García Falcón.