“Sabemos que está dado”, repetían en todas las esquinas los arquitectos canarios cuando supieron de la composición del jurado, a lo que sólo había que sumar la constatación de que el PP mandaba en ese concurso. A tantas evidencias se sumó la mayor de las frivolidades, pronunciada, cómo no, por la consejera Australia Navarro, que reconoció que los 32 proyectos que concurrieron al concurso fueron analizados en una tardecita. Para colmo de males, al menos a dos arquitectos se les confirmó, por si albergaban alguna duda, que concurrían en calidad de teloneros. Y eso jeringa cantidad: que te quemes las pestañas haciendo un proyecto, que paras una idea macanuda, y que antes de que la vean te digan que has perdido el tiempo. Tienen su corazoncito, y algunos mandamases lo hieren con una insconciencia digna de mejor causa. El istmo va por el mismo camino, o peor.