Pero donde Manuel Mestisay González y sus compañeros firmantes echan el resto es en el apartado de óperas, por “el desprecio a la creación y el talento locales, por el sectarismo rampante (...) y por la caprichosa sobre-programación de ópera y músicas de canon clásico importadas y pagadas a precios muy discutibles”. Es obvio que estamos ante auténticos expertos en producciones musicales, particularmente operísticas, del tipo de Querido Néstor, cuya tercera (¿o cuarta?) entrega veremos muy pronto seguramente con el mismo dinero público que no se debería destinar a algo que no tenga un arreglo timplista y unas chácaras de fondo. Claro que Electra, una verdadera pesadilla para los abajo firmantes, no es producto del talento local (Pérez Galdós era de Cuenca) ni se contrató para el elenco a un buen número de artistas canarios, algunos de los cuáles participaban en el primer gran proyecto de sus carreras; ni siquiera la tan criticada productora es de aquí, sino berlinesa. Son estos críticos los mismos expertos que guardaron un sepulcral silencio ante otras producciones operísticas de alto coste pagadas exclusivamente con dinero municipal y sin ninguna posibilidad de dar el salto, por ejemplo, al Festival de Teatro Clásico de Mérida y demostrar que desde aquí somos capaces de hacer producciones de alta calidad.