De todo el mundo es sabido el valor que tiene en política una fotografía, tanto para sumar, como para restar o para dividir. Incluso para destrozar, naturalmente, que ejemplos hay y muy sobrados. Hay fotos cuyos protagonistas procuran olvidar para siempre -incluso estarían dispuestos a pagar por romper los negativos o el soporte digital- y hay fotos que pasan rápidamente a un portarretratos a lucir en el despacho del interesado. A este último apartado pertenecen fotografías como la que en su día se hizo José Miguel Suárez Gil con José Luis Rodríguez Zapatero, cuando nadie daba todavía un duro por el hoy presidente. Pero Suárez Gil, que de fotos entiende una barbaridad, se hizo la suya y la guardó. Apenas habían pasado tres horas de la proclamación de ZP como ganador del 14-M, y la foto de los dos ZP estrechándose la mano ya lucía en lugar prominente del despacho del presidente de la Cámara de Comercio de Las Palmas.