Y pirómano. Porque este lunes estuvo en La Palma el presidente del PP canario, José Manuel Soria, jaleando a los suyos para que pacten todo lo que puedan con el PSOE, de modo y manera que se pueda visualizar regionalmente que el acuerdo entre socialistas y CC está crudito. Suelta una bombita por aquí, una fantasmada por allá, y se retira a sus aposentos instalado en el error de que todavía hay alguien que le crea. Tras La Palma, este miércoles toca Fuerteventura, a donde acudirá a apagar un fuego, el que se le ha avivado a Águeda Montelongo, la presidenta insular, acreedora de los peores resultados del PP en los mejores tiempos del tsunami azul. Los comités locales andan rebotados con Aguedita, que se fraguó a pulso en los meses previos a las elecciones la fama de cascarrabias y de burda componedora que ahora le pasa factura. El mismo día que se celebrarán los pactos entre CC y el PSOE en el Cabildo majorero y en Pájara, Soria se reunirá con un selecto y reducido grupo de dirigentes y cargos electos (pocos, la verdad) para ponerles en claro que la que allí manda se llama Aguedita, y al que no le guste, que se marche al partido del marqués. ¿El marqués?, ¿hemos dicho el marqués? Con él quiere pactar Montelongo en La Oliva, justo el municipio donde más revolucionado tiene a los suyos, que prefieren darse el revolcón con la CC de Claudina Morales. Eso o designarla senadora por la Comunidad Autónoma, con lo que se había ilusionado Pepa Luzardo. Si es que son como tigresas.