José Manuel Soria está instalado en un sinvivir. Reventarle el istmo entre las manos y salir del Gobierno fue todo uno, lo que ya le debe haber llevado a estas alturas a escucharnos y leernos con más fervor. Hace tiempo que ordenó que nos grabaran y nos fotocopiaran, no fuera a ser que le dedicáramos alguna coplilla que pudiera dar lugar a otorgar nuevos poderes universales a la procuradora del régimen. Pero ahora que está con una pata en la oposición y la otra en la trinchera de Bravo Murillo, tiene más tiempo para dedicarlo a nuestras meditaciones, y por eso, nada más leernos, convoca a la prensa para hacer suyos nuestros profundos pensamientos. Este martes leyó lo del renacer de Hermoso y se lanzó a declarar que en la remodelación del Gobierno ve la sombra del ex presidente y padre espiritual de ATI. Días antes adoptó nuestra teoría sobre su bunkerización en la Casa Palacio para endosársela a Adán Martín en su mausoleo presidencial. De momento nos abstendremos de pedir su dimisión, no vaya a hacernos caso y se nos acabe la legislatura.