El blog de Carlos Sosa, director de Canarias Ahora
Un subdelegado de carambola
Les hablábamos no hace mucho en esta misma sección del perfil policial que el PP había elegido para designar subdelegado del Gobierno en la provincia de Las Palmas. Porque es puramente policial el carácter que se le ha querido dar a ese puesto al nombrar para él a Luis Molina, que muy probablemente puentee a la delegada, Mari Carmen Hernández Bento, en una cadena de mando heterodoxa que pudiera establecerse ente los jefes policiales y la Plaza de la Feria. No les habíamos contado nada del perfil y del proceso que condujo a la elección de Guillermo Díaz como homólogo de Molina para la provincia de Santa Cruz de Tenerife. Efectivamente, el subdelegado de la provincia occidental tiene unas cualidades puramente políticas, y dentro de esta calificación, un perfil extraordinariamente bajo. Dicen los que han dibujado una primera aproximación a su breve biografía política que su mayor logro fue organizar una feria de quesos en el Auditorio Alfredo Kraus, de Las Palmas de Gran Canaria, cuando ejercía a las órdenes de Pilar Merino, a la sazón consejera de Agricultura cuando el PP habitaba en el Gobierno de Canarias. Ni siquiera la propia Merino resalta las virtudes políticas del nuevo delegado del Gobierno, como no las resalta Cristina Tavío, y ni siquiera Antonio Alarcó, por mucho que haya sido éste quien, tras algunas vicisitudes, propuso a Soria tal nombramiento.
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