En la confortabilidad de El Gato al Agua, donde se habla de alta política y de cosas serias, José Manuel Soria mira con desprecio al resto de los medios de comunicación, esa caterva de teles, radios, diarios digitales y periódicos desafectos que no comparten con él esa visión tan espectacular de la realidad y de la democracia. Una vez perdida la mínima capacidad de control sobre la radio y la televisión pública de Canarias, el presidente del PP se ha vuelto a lanzar a degüello contra su existencia, lo que seguramente no haría si algún día llegara a presidir la Comunidad Autónoma (que Dios no lo quiera). Porque si aplicara la misma doctrina que su lideresa, la señora Cospedal, no sólo la mantendría abierta, sino que se traería a Urdaci a dirigirla (que Dios no lo quiera, repetimos una vez más). Las cuentas no le salen a la tele pública canaria, eso es verdad, y no porque se hayan disparado sus gastos, sino porque de modo muy sibilino, en sus últimos presupuestos generales de la Comunidad Autónoma como consejero de Hacienda, Soria le metió un tremendo serruchazo a los capítulos referidos a compromisos y contratos del ente. Así, sin encomendarse ni a Dios ni al diablo, Soria redujo a la mitad la partida para pagar a Retevisión por el transporte de la señal, un canon impepinable porque sin señal no hay tele. Lo mismo hizo con los contratos suscritos, como el de Informativos, que obliga al ente a unas cantidades firmadas en contrato tras un concurso y su correspondiente adjudicación. Así las cosas, RTVC podría cerrar el año con más de 10 millones de déficit. Y ya empezaron los impagos.