Lo que les relatamos ocurrió el pasado 1 de diciembre, a las 12.35, hora peninsular, en la terminal de vuelos nacionales de Barajas. El pasaje del puente aéreo estaba desembarcando por la puerta E-74 del avión que les acercó a Madrid, un Airbus matrícula EC-HDR. Al tiempo, descargaban el equipaje por la bodega trasera dos energúmenos, uno con chaleco amarillo y otro sin chaleco, vestido de azul. Trabajaban sin que hubieran llegado hasta el avión los carritos de los equipajes, por lo que procedían alegremente a arrojar las maletas desde una altura de entre uno y dos metros. Como era de prever, muchas de esas maletas rodaron de mala manera, y algunas hasta amenazaron con abrirse, todo ello ante la mirada atónita de pasajeros que observaban la maniobra a través de los ventanales. El espectáculo se repitió cuando llegaron los carritos, rotulados con los números 3663, 6660, y 3661, sobre los que las maletas fueron lanzadas de mala manera también. Antes se malcomía sin pagar extra, pero parecía que te trataban mejor, ¿verdad? Y no se daban estos espectáculos.