La concejala Guadalupe del Río pasea sin recato su dolor por todos los rincones de la villa de Santa Brígida contando todas las grandezas y miserias del alcalde Lucas Bravo de Laguna. Entre otras, rememora la que se armó en un comité local del PP satauteño en el que se abordó la negativa de la concejala, entonces todavía con la responsabilidad de Servicios Sociales, de no aceptar la presencia de una amiga del Niño Bravo en un tribunal calificador de unas oposiciones para contratar personal. El alcalde le recriminó a Del Río su indisciplina en el seno de aquel comité local, celebrado medio año después de acceder a la alcaldía, y como quiera que la doña se enrocaba en sus trece y Bravo de Laguna en los suyos, éste recurrió a la que en aquellos momentos consideró que era la salida políticamente más viril y campeona que se le ocurrió: “Pues tócame la polla”, dijo a la concejala ante una atónita audiencia pepera. Cuenta la afectada por tan edificante expresión que el único de los presentes que reaccionó con tono recriminatorio fue el consejero del Cabildo Carlos Sánchez. Los demás no aplaudieron, no se vayan a creer.