Ha estado sensacional los últimos días la alcaldesa de Las Palmas de Gran Canaria en sus intervenciones alrededor de la operación del istmo. Por si a alguien le quedaba alguna duda de una de nuestras sospechas, la señora Luzardo se ha puesto a despejarlas: o está despistada como nunca, o aquí alguien se ha rajado y ha dejado en la estacada a algún grupo de empresarios amigos. Pronto lo sabremos de modo oficial. Pero mientras, nos hemos enterado de que la alcaldesa aprovechó su viaje a Nueva York para reunirse con uno de los arquitectos estrella del istmo, César Pelli, al que trató de tranquilizar acerca de los dos recursos de los arquitectos canarios, uno ante el Ayuntamiento (con su natural traslación a la Sala de lo Contencioso una vez reciban el rechazo municipal) y otro ante la UE. No sabemos quién va a tranquilizar a los restantes arquitectos estrella, salvo que Pelli sea el elegido y no nos hayamos enterado todavía. Mientras, la alcaldesa, prefiere hablar de la Base Naval en un artículo en prensa en el que evita mentar el istmo, como si desviando la atención desaparecieran los marrones que tiene delante. Ella sabrá.