El segundo revolcón a los intentos de Soria de socavar el prestigio de la magistrada Rosell se produjo recientemente, el 25 de enero pasado, cuando el TSJC archivó la denuncia de este mismo personajillo por una perreta referida a un comunicado de Jueces para la Democracia. En esta ocasión, el patético líder del PP canario se empeñó en que tal comunicado había sido redactado por el director de CANARIAS AHORA, como si éste no tuviera otra cosa que hacer o como si los jueces que forman parte de ese colectivo no supieran redactar solitos, como hacen con sus autos y sentencias. La reacción de Soria fue nuevamente de rabia indisimulable: echando espumarajos por la boca llegó a acusar al presidente del TSJC, Antonio Castro Feliciano, de haber actuado movido por corporativismo. Este miércoles le llegó la tercera derrota en forma de archivo de su queja ante el CGPJ en la que acusaba a la misma juez de haber redactado la denuncia del caso salmón y de haber firmado un comunicado criticando precisamente el archivo de esa causa en la que Soria fue investigado por un delito de cohecho impropio.