El asunto de la GC-1 traerá cola, ya verán. No es muy normal que el consejero de Política Territorial del Cabildo grancanario, César Muñoz, y el director general de Carreteras del Gobierno de Canarias, Domingo Berriel, hayan firmado en dos ocasiones, dos, el preconvenio que viabilizaba el trazado de la GC-1 y que lo tenga parado el director general de Ordenación del Territorio, Rafael Castellano. Y eso que lo aceptó verbalmente cuando se lo plantearon en una reunión con muchos testigos, los representantes de las instituciones y de los particulares. Dice ahora el hombre que él no firma en barbecho, luego sus colegas sí, deducimos sin estrujarnos mucho el cerebro. Total, que Castellano lleva mareando la perdiz cuatro meses, y eso con fuertes dudas desde los técnicos municipales acerca de su competencia para decidir sobre el uso residencial puesto en cuestión. Lo que lleva al personal a plantearse seriamente qué le pasará a este hombre con el sur, y más concretamente con Mogán, que no le pasa, por ejemplo, en el norte.