El blog de Carlos Sosa, director de Canarias Ahora
Con visita incluida
Y ya metidos en apropiarse del auditorio, nada mejor que montar una visita a esas instalaciones una vez hubo acabado el mitin. Así que Soria cogió a Aznar y lo metió en el edificio para invitarlo a un refrigerio. Por el camino, la nutrida comitiva fue saludando a todo aquel o aquella que se puso por delante, con muy buen rollito electoral, claro. La cortesía tiene sus límites, como todo el mundo sabe, y a más de uno se le atragantó la sorpresa, tanto que en algún pasillo se escuchó decir algo así como “Aznar, que te coman las orejas”, para unos instantes más tarde darle un destino final a tales órganos: “y que se las tiren a los búfalos”. Desconocemos -si lo tiene- el significado de tan rebuscado maleficio, nos limitamos a reproducirlo sin más.
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