Todos los intervinientes que le precedieron en el uso de la palabra (la subdelegada del Gobierno, Laura Martín; el consejero insular Pedro Quevedo, la concejal Marcela Delgado, y la presidenta de la Asociación contra el Cáncer de Mama, Marisa Herrera), cumplieron con lo acordado: no se extendieron más de tres o cinco minutos. Pero cuando tomó la palabra Mercedes Roldós, la sala que acogía el congreso sobre el cáncer de mama ginecológico se transformó en un mitin del PP, así, sin más. El Gobierno de Zapatero fue mencionado, para denostarlo, más veces que la enfermedad que a todos congregaba allí. Tras echarse flores por una proposición no de ley que presentó en enero, cuando aún era diputada, reclamando la vacuna contra el cáncer de cuello de útero (“que el Gobierno de Zapatero me votó en contra”), entró a saco en un jardín competencial que dejó claro dónde se quiere mover esta consejera.