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Una 'máquina del tiempo' permite a los canarios contemplar cómo vivían los aborígenes de Gran Canaria

El Museo Elder presentó la exposición que recrea la vida de un poblado aborigen canario, 'El legado de Atindamana'

EFE

Las Palmas de Gran Canaria —

Una nueva máquina del tiempo instalada en el Museo Elder de Las Palmas de Gran Canaria ofrece un recorrido “experiencial y único” por el legado de los aborígenes canarios y muestra cómo se organizaban en sociedad y sobrevivían e, incluso, los atuendos y las joyas que vestían.

'El legado de Atindamana' es una experiencia de inmersión en el mundo aborigen, en concreto de la isla de Gran Canaria, que se realiza a través de un recorrido por diferentes escenas que revelan su cultura, organización y jerarquía, así como las costumbres y la adaptación al medio de los habitantes precolombinos, ha detallado este martes el consejero regional de Turismo y Cultura, Isaac Castellano.

Una máquina del tiempo manejada por la robot humanoide guía del Museo, Ada, traslada a los asistentes hasta el último tercio del siglo XIV, donde les espera la anfitriona, Atindamana, quien explica cómo llegaron los primeros habitantes isleños desde el norte de África y cómo aprendieron a sobrevivir en una Gran Canaria virgen, abrupta, llena de bosques e, incluso, ríos.

A medida que el público avanza por la exposición va conociendo a los faycanes y a las maguadas, los encargados de los conocimientos espirituales, así como a los gayres y guayarminas, quienes formaban parte de la elite de la sociedad aborigen.

Asimismo, otras personas claves para el crecimiento de la población de las islas fueron los parias, el estrato social más bajo de la época y que estaba formado por carniceros, matarifes y sepultureros, entre otras profesiones.

Los primeros pobladores de Gran Canaria sobrevivieron gracias a la pesca que llevaban a cabo en las costas y a las semillas y animales que trajeron desde el continente africano, fundamentalmente cabras, ovejas y cerdos.

Las semillas de trigo, cebada y mocán, entre muchas otras, permitieron al aborigen crear campos de cultivo y generar excedentes que luego se almacenaban en graneros que pueden visitarse en la actualidad, como el Cenobio de Valerón, situado en el municipio norteño de Santa María de Guía.

“El legado de Atindamana” muestra cómo eran las casas de los ancestros de Gran Canaria, cómo evitaban las enfermedades e, incluso, cómo se tomaban desde el “sabor” (órganos colectivos de decisión) los acuerdos que afectarían a la gran mayoría de la población.

Las zonas grancanarias más importantes para la sociedad aborigen fueron Balos, Gáldar, El Confital, Arucas o Cuatro Puerta, donde pueden distinguirse en este peculiar recorrido histórico, que también ofrece detalles de sus armas de combate, las herramientas de piedra y hueso que utilizaban y hasta las carismáticas pintaderas, un sello de barro que identificaban a cada familia.

El objetivo de los promotores es que en este parque temático tecnológico “los 2 millones de canarios miren desde el futuro al pasado” y descubran muchos aspectos de la historia de las islas, ha señalado el director del Museo, José Gilberto Moreno, quien ha definido la exposición como “sencilla y diferente”.

La intención es que esta exposición autóctona “sea permanente y que se vayan actualizando los contenidos para despertar en aquellos que la visiten la inquietud acerca del conocimiento de la historia de Canarias”, ha subrayado Isaac Castellano.

'El Legado de Atindamana' está abierto al público general desde este martes con pases cada hora en grupos de hasta treinta personas, y existe la posibilidad de reserva, que puede solicitarse por vía telefónica o a través de la web del Museo Elder.

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