Gran Canaria reforesta 30 hectáreas con más 26.000 plantas de laurisilva para recuperar el Bosque prehispánico de Doramas

Los Tilos de Moya, en el Parque Natural de Doramas

Canarias Ahora

Las Palmas de Gran Canaria —

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El Cabildo ha repoblado 30 hectáreas con más de 26.000 plantas de laurisilva para crear barreras verdes que actúen de escudo natural contra incendios ya que esta es húmeda y de baja inflamabilidad y a su sombra la temperatura baja 5 grados y sube la humedad 25%. Sin embargo, el objetivo global es también recuperar el Bosque prehispánico de Doramas, con las palomas rabiches como operarias y mantener el norte de Gran Canaria protegido del fuego, según ha indicado el Cabildo en una nota de prensa.

El presidente insular, Antonio Morales, fue el encargado de cerrar el proyecto Repoblación forestal en fincas particulares del programa PostLIFE+RABICHE con la plantación del último árbol. Lo hizo junto al director de Aguas de Firgas, José Luis León; la consejera de Medio Ambiente, Inés Jiménez; el alcalde de Firgas, Jaime Hernández; y representantes del Ayuntamiento de Valleseco.

Ahora, indica el Cabildo, se dará paso a las labores de mantenimiento como riegos, desbroces o limpieza.

Este bosque de laurisilva, según explica la Corporación, es el reducto que quedó de la vegetación procedente del terciario, auténticos “dinosaurios de la flora”, pero que en 1950 había quedado reducida al 1% de lo que fue apenas 200 años atrás. En la actualidad, afirma el Cabildo, ha subido al 5% y, si Gran Canaria logra recuperar al menos el 30%, “tendrá un tampón ante el cambio climático”, aseguró Francisco Sosa, director del Parque Rural de Doramas.

Según destaca el Cabildo, este bosque tiene gran importancia porque es el de mayor biodiversidad de Canarias, el que presenta más especies por metro cuadrado, capaz de crear su propio microclima, húmedo aunque fuera de él haga calor, así que será el destino de parte del céntimo verde aprobado por el Cabildo para reforestar, subrayó Morales.

Las palomas, las mejores operarias

La reintroducción de la paloma rabiche, desaparecida de Gran Canaria hacía cien años, comenzó en 2013 y ha llevado aparejada la plantación de 250.000 plantas de paloblanco, madroño, viñátigo, barbusano y acebiño, entre otras. Palomas y laurisilva, explica la Corporación, “se retroalimentan, porque gracias a las palomas la repoblación se multiplicará de forma natural ya que se alimentan de su fruto y defecan semillas que dan lugar a nuevas plantas”. Tanto es así, que con terreno disponible libre de maleza, una hectárea de laurisilva (o monteverde) puede dar lugar a otras cinco hectáreas, más aún cuando sea reintroducida la paloma turqué, que también desapareció de Gran Canaria y es el próximo objetivo del Cabildo.

Ambas “son importantes porque son los vectores de dispersión, de poco sirve plantar sin ellas”, aseguró Sosa. La turqué disemina mejor la laurisilva, y la rabiche el termófilo –acebuche, palmera, drago-, porque tiene una “molleja muy fuerte” que tritura demasiado la laurisilva, pero no el termófilo y contribuye a expandirlo.

“Las especies respetan su medio, si comen de ello, lo fomentan también. La rabiche también fomenta alguna especie de laurisilva y la turqué será un plus de velocidad porque hay lugares a los que no pueden acceder los operarios para plantar por inaccesibles, pero una paloma sí lo es. Para nosotros será como tener operarios, cumplen una función en el ecosistema”, agregó el técnico.

Desaparecidas ambas de Gran Canaria, la manera de lograr reintroducirlas era comenzar por la rabiche porque nidifica en oquedades de barrancos, mientras que la turqué solo en árboles, entonces había que esperar a tener ejemplares de 14 o 15 metros porque a menos altura no nidifica por temor a las ratas y gatos. “Nunca harían un nido bajo”.

El instinto mensajero es volver a casa

Por otra parte, en Gran Canaria solo se sueltan en la isla, pues las palomas tienden a regresar al lugar en el que nacen, de modo que no podían ser traídas de otra isla, y hubo que criarlas en Gran Canaria para luego liberarlas, de modo que en la actualidad hay más de 350 liberadas a las que se suman 100 nacidos en libertad.

La implicación privada, esencial

El Proyecto culminado hoy ha contado con casi 315.000 euros y ha sido posible gracias a la implicación de propietarios particulares, ya que el 95% de la superficie apta para reforestación de Gran Canaria es propiedad privada. Su colaboración ha permitido ejecutar este proyecto y ahora están repobladas parcelas de San Fernando, El Comandante, El Rayo y El Rapador.

La importancia radica en la apertura de una nueva vía de cooperación con los propietarios de terrenos rústicos baldíos para convertirlos en pulmones verdes Por este motivo, el director de Agua de Firgas, José Luis León, explicó que la entidad no dudó en implicarse, pues posibilita que la población tenga un entorno mucho más verde, que aportará más oxígeno a la atmósfera y que además contribuirá al aumento de la calidad de vida en la isla y a que su patrimonio natural estará más protegido.

Este proyecto dirigido por el Cabildo ha contado con la colaboración ejecución de Gespla y contado con la implicación de Aguas Firgas y la Heredad de Aguas de Arucas, entre otros, de manera que el equivalente a 30 campos de fútbol han dejado de ser zarzales y cañaverales para disponerse a acoger la turgente laurisilva.

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