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Entradas agotadas: Virginia Arencibia triunfa en la escena independiente de Buenos Aires con ‘Seca’

Seca, de la grancanaria Virginia Arencibia, se representa en Buenos Aires.

José J. Jiménez

Buenos Aires —

La bailaora y actriz grancanaria Virginia Arencibia va camino de convertirse en una de las más gratas sorpresas de la exigente temporada de teatro independiente porteña. ‘Seca’, un espectáculo basado en el mito lorquiano de Yerma y que alterna baile, actuación y música en directo agota las localidades del Teatro del Artefacto obligando a sumar funciones y funciones. De momento, Seca ya ha llenado por completo esta sala porteña en dos ocasiones, algo insólito para un montaje independiente en su estreno, y la cuenta parece que se estirará ya que la gerencia de este espacio escénico ha programado un nuevo pase para el próximo 15 de julio. Y “si la cosa sigue marchando programaremos más veces el espectáculo”, adelanta a Canarias Ahora la propia Arencibia, quien no oculta su “intención e ilusión de poder llevar esta obra a Gran Canaria en breve”.

Seca es una nueva revisión del mito lorquiano de Yerma que incide en el drama de la infertilidad femenina aunque incidiendo en “la lucha de la mujer por sacudirse las imposiciones sociales de la maternidad y el matrimonio, su búsqueda de la libertad individual y la fuerza e intensidad de sus deseos”, comenta la intérprete grancanaria que también ejerce de coreógrafa, dramaturga, y directora. El equipo se completa con Facundo Mauro, que ha compuesto la música y la interpreta en directo. Una 'banda sonora' inspirada en palos clásicos y básicos del flamenco –martinete; alegrías y soleá- pero “transgresora como la propia Yerma de Lorca”. “Nosotros creamos una música lejos de los sonidos comunes del flamenco como la guitarra y el cante, usando bajo eléctrico y otros elementos vocales y corporales para crear universos y energías sonoras acordes a cada escena. Jugar con el flamenco, a nivel musical, instrumental y en el baile, fuera de su zona habitual”, explica la actriz del barrio capitalino de Escaleritas.

El resultado es más que notable y la obra es un espacio onírico de momentos de gran impacto visual que según explica la actriz quieren dar la sensación de “viejas fotografías de otra época”. ‘Seca’ dio sus primeros pasos en el Festival Mix de Esquetes de Río de Janeiro y ahora pugna por perdurar en la exigente cartelera teatral de Buenos Aires. La respuesta del público ha sido buena y todo hace indicar que la permanencia en el luminoso del Teatro del Artefacto se prolongará por varias semanas. Además, Arencibia sigue recabando apoyos para que Seca tenga un buen puñado de funciones antes de dar el salto a casa.

Un universo teatral gigantesco

Con las últimas luces del día, los carteles luminosos se encienden llamando a un público fiel y entendido. Imaginemos cualquier viernes a las siete de la tarde. En unas horas los escenarios cobrarán vida y cientos de historias se contarán a lo largo y ancho de una ciudad en la que el teatro es una auténtica religión. “En Canarias la gente queda para ir a la playa; para ir a tomar unas cañas o a cenar. Aquí la gente queda para ir al teatro. Es otra cultura”, señala Virginia Arencibia que, además de bailar y actuar, gestiona con su pareja ‘ Casa Jungla’, una pequeña sala de 40 espectadores que sobrevive en un ‘ecosistema cultural’ marcado por la enormidad de los números. Unas 700 obras se mantienen en cartel de manera simultánea en los teatros de Buenos Aires. Son cifras que impresionan.

Según los datos oficiales, durante la pasada temporada se representaron unas 3.000 obras en poco más de 8.000 funciones. Estamos ante una realidad heterogénea. Los grandes escenarios de la Calle Corrientes, con aforos que pueden superar las 1.000 butacas, conviven con una apabullante oferta de teatro independiente que florece en una red de más de 200 salas de pequeño formato (con una media de 120 espectadores de aforo). En este hipotético viernes, unas 300 obras se representan de manera simultánea; la gran mayoría de ellas en estas salas independientes. Según la Asociación Argentina de Teatro Independiente, poco más de un millón de espectadores nutren, cada año, estas salas con un impacto económico que se estima en más de 230 millones de pesos (alrededor de 12 millones de euros) y unos 8.000 puestos de trabajo. Una realidad que más allá de ser el escenario del teatro más rompedor, es, también, una verdadera cantera dónde se curten los actores, directores y dramaturgos que triunfarán en las grandes salas comerciales. Un universo en el que también hay presencia canaria.

“Yo a los 17 años quería ser actriz, pero al final terminé en la Facultad de Veterinaria”, relata Virginia Arencibia. Mientras tanto, estudió danza sabiendo “que al final el teatro iba a llegar”. Y, casi de casualidad, terminó en la capital argentina cumpliendo ese sueño. “En México un compañero me dijo que Buenos Aires era la capital mundial del teatro y me dije: esta es la mía”. Así que viajó, se puso a estudiar, buscó trabajo y, casi de inmediato, empezó a actuar en los escenarios, en los que compagina su formación como bailaora de flamenco y su pasión por el trabajo actoral.

“De Buenos Aires me encantó desde el primer momento la libertad que hay para crear: no importa lo que hagas o cómo lo hagas. Simplemente lo haces y si lo que haces es bueno la gente responde. Es un lugar increíble para hacer teatro; para innovar y para aprender”, comenta. En un futuro próximo no descarta volver a Gran Canaria. Su sueño: abrir una pequeña sala de teatro independiente en la capital.

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