Canarias ha dejado de ser un ''yermo'' escénico
Canarias ya no es un “yermo” escénico, tiene unas genuinas y sólidas “hechuras” para el futuro, han presumido este domingo los galardonados con los Maximinos de Honor, un guiño de los Premios Max a la escena local un día antes de fallar los suyos en una ceremonia que transmitirá TVE.
El escenógrafo Sergio Calvo, el iluminador José Manuel Guerra, el bailarín y coreógrafo Gelu Barbu, la compañía Profetas del Mueble Bar, el Encuentro Teatral Tres Continentes-Festival del Sur de Agüimes, el dramaturgo Carlos Guillermo Domínguez y el fundador del Teatro Insular de Cámara, Ricardo Lezcano, son algunos de los que han hecho posible que Canarias tenga una escena de la que presumir y por eso son los destinatarios de las “manzanitas” que identifican los galardones.
Estos Maximinos de Honor, decididos por el Cabildo de Gran Canaria, son los primeros que se conceden en el Archipiélago porque también es la primera vez que los Max, que concede la Sociedad General de Autores y Editores (SGAE), abandonan la Península en sus doce ediciones y porque coincide con el X aniversario del Teatro Cuyás, donde se entregarán mañana los premios de la fiesta anual del teatro.
El presidente del Cabildo de Gran Canaria, José Miguel Pérez, ha explicado que Canarias era a principios del siglo XX una “referencia” escénica para los viajeros de camino o procedentes de América, que encontraban ahí una oferta rica y variada, pero en los primeros años del franquismo se convirtió en “un páramo” del que está “en camino” de salir a pesar del “grave problema” que supone la “limitación fronteriza”.
En un emotivo acto celebrado en el Teatro Pérez Galdós, la presentadora, Irma Correa, ha destacado que la contribución de los premiados ha sido decisiva en la consolidación de las artes escénicas en la isla, casi inexistentes hace poco más de 40 años, cuando el rumano Gelu Barbu (Lugoj, 1939) se instaló en Las Palmas, o Ricardo Lezcano (Madrid, 1917) atizó la producción teatral en la capital grancanaria desde el Teatro Insular de Cámara.
“El teatro está aquí para quedarse con nosotros, con la verdad. Este es un premio a quienes se propusieron en esa difícil época convertir esta dura y maravillosa en algo de futuro”, ha dicho Fernando Navas en nombre de Profetas del Mueble Bar, una compañía que surgió hace tres décadas con la idea de transformar el “desierto paisaje teatral” de Canarias.
Galardonados
Gelu Barbu, que tras ser primer bailarín de la Ópera de Bucarest, Oslo y Nuremberg y artista invitado de la de Munich, se instaló en Las Palmas de Gran Canaria a mediados de los 60, donde prácticamente no había docencia de danza, ha asegurado, muy emocionado, que “ha dejado su alma” en la enseñanza de miles de alumnos y que seguirá “en esta lucha” hasta que se muera.
El profesor mercantil y periodista Ricardo Lezcano (Madrid, 1917), que logró con el Teatro Insular de Cámara entre 1956 y 1968 vencer las dificultades económicas y a la censura programando autores “malditos”, se ha regocijado de que “por los años de felicidad” que tuvo con esa labor ahora “le venga un reconocimiento así”.
El artista y “hombre de teatro” Sergio Calvo (Las Palmas de Gran Canaria, 1920) ha recalcado que “la energía del teatro de la isla surgió de la decidida voluntad de sus conciudadanos” y ha pedido a los políticos que “olviden la división” y luchen por él.
Carlos Guillermo Domínguez (Teror, 1925), técnico de radio y escritor de más de 80 títulos de teatro, por los que tiene el Premio Nacional de Teatro, ha apuntado que creadores “como Gelu o Ricardo hicieron que en los 60 fuera posible en la isla la danza, la comedia o la música”.
En nombre del Encuentro Teatral de Agüimes, que nació hace 22 años “con muchísima incertidumbre”, ha recogido el premio su director desde entonces, Antonio Lozano, y el que está considerado uno de los mejores iluminadores escénicos de España, José Manuel Guerra (Las Palmas de Gran Canaria, 1959), ha recordado a todos los que le han ayudado en su carrera.