La pasión de 'Manon Lescaut' abre el Festival de Ópera de Tenerife
El Festival de Ópera de Tenerife iniciará su andadura el 23 de septiembre con una producción del Manon Lescaut de Puccini recién estrenada en Leipzig, y en la que el director de escena Giancarlo del Mónaco recrea “una ola de pasión” que acoge el amor “infernal” de sus protagonistas.
La edición de este año del Festival de Ópera se inaugura con esta producción que dirigió musicalmente en Leipzig Riccardo Chailly, y que sobre el escenario del Auditorio de Tenerife asumirá el titular de la Orquesta Sinfónica de la isla, Lü Jia, junto con el Coro que dirige Carmen Cruz Simó.
El director de escena Giancarlo del Mónaco comentó en la rueda de prensa de presentación de la obra que todos los intérpretes de Manon Lescaut, que también se representará el 25 y 27 de septiembre, están “muy concentrados” y hay una atmósfera “muy buena” de trabajo, aunque a los cantantes “los torturamos un poquito”.
En su opinión es bueno para la ópera mezclar “un poco de amor y de odio” en el trato a los cantantes ya que “todos los artistas son un poco masoquistas”, dijo entre las sonrisas de los intérpretes, la soprano Hui He, el tenor Albert Monserrat y los barítonos Carlos Bergasa y Carlos Chausson, entre otros.
Giancarlo del Mónaco explicó que Manon Lescaut fue el primer gran éxito de Puccini, quien la víspera del estreno, en 1893, era “un compositor”, y al día siguiente “era un genio”.
No obstante, en el estreno en Turín el final del primer acto era diferente al actual, algo “complicadito” y que Del Mónaco comparó con Los maestros cantores de Nürenberg de Richard Wagner.
Fue precisamente este final, que no se había interpretado desde el estreno, el que escogió Riccardo Chailly para la nueva producción en Leipzig, mientras que el habitual sonará en el Auditorio de Tenerife, elogiado por Del Mónaco por su acústica y por su forma “humana”.
La escenografía de esta Manon es “única” y representa “una gran ola” que empieza a cuatro o cinco metros de la entrada del escenario y se prolongado hasta el otro lado, y el material utilizado es la madera para ayudar a la proyección vocal de los cantantes ya que, como recordó Del Mónaco, “Plácido Domingo siempre me reclama: la acústica, la acústica”.
De lo contrario, las voces de los cantantes “se hundirían” por la forma en que está escrita la obra, al igual que ocurre con Wagner.
De esta “ola de pasión, como un horizonte de vida, surgen las escenografías” de los cuatro actos, y en el primero acoge un hotel, en el segundo una terraza, en el tercero un ferrocarril y en el cuarto un desierto.
La producción está ambientada en la década de los 30 y los 40 del siglo XX y el ferrocarril sirve de escenario al ambiente de la prostitución, de la salida de inmigrantes que huyen de la pobreza y de las deportaciones masivas, pues se asocia al ambiente de la Alemania nazi.
En el cuarto acto Puccini cometió “un error dramático”, según precisó Giancarlo del Mónaco, ya que ambientó la escena “en el desierto de la Luisiana”, cuando realmente en este paraje hay pantanos y cocodrilos y sería “una mala suerte terrible que alguien muriese de sed”.
En su escenografía el desierto es “simbólico” de la historia que viven Manon, “una Lolita un poco loca”, y la “pasión infernal” que desata en su oponente.
Lü Jia, director de la Orquesta Sinfónica de Tenerife, afirmó que para él supone “un sueño” dirigir este título en una producción “fantástica” y con una soprano como Hui He, quien ha actuado con directores como Lorin Maazel, Zubin Mehta y Myung Whung Chung.
Javier Martínez, presidente de la Asociación Tinerfeña de Amigos de la Ópera, se congratuló de contar para esta temporada “con un mito vivo” como Giancarlo del Mónaco y alabó “las excelentes relaciones” entre instituciones que hacen posible el festival, en el que colaboran el Gobierno de Canarias, el Cabildo de Tenerife y la institución que preside.