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Maniquíes del mundo...

El título completo de esta crónica sobre las primeras horas de la jornada de huelga de este miércoles en la capital grancanaria es “Maniquíes del mundo, ¡uníos!”. Sé que se presta a malinterpretaciones, pero concuerda con el hecho, bastante llamativo, de que el único comercio que un servidor vio en su periplo por la zona de Triana que tenía un cartel oficial de cierre (los de color naranja que decían “Cerrado por huelga” no valen, que esos los repartieron a granel) fuera el de una tienda de ropa.

En aquel escaparate languidecían dos maniquíes. Los pobres, qué sabrán ellos de reivindicaciones laborales, indemnizaciones por despido, piquetes, neoliberalismo, marxismo (inserten aquí la correspondiente alusión a la alienación cosificadora del trabajo moderno, si lo estiman oportuno).

Ahora bien, a esas horas, ¿se notaba que el de hoy no era un día cualquiera, sino el elegido por los sindicatos para protestar contra una reforma laboral seguramente injusta pero ya aprobada? Pues depende de cómo se mire. Entrando en la guerra de cifras que a buen seguro no cesará a lo largo de la jornada de hoy, me permito aportar algunos porcentajes, derivados de la observación directa y no mucho menos fiables que otros cualquiera.

¿Seguimiento de la huelga en los bancos? 0%. ¿En bares? Por ahí. En contrapartida, muy de mañana ya se notaba que los piquetes centraron sus esfuerzos en los transportes: la montaron buena (dicho sea sin segundas) en la estación de San Telmo, donde según se comentó Global no estaba respetando los servicios mínimos. Además, pocas veces se vio tan vacía la parada de taxis de enfrente.

Y seguimos. ¿Porcentaje de buzones y papeleras con carteles y pegatinas que llamaban al paro? En algunas zonas, cercano al 80%. ¿Comercios en Triana y alrededores que se sumaron a la huelga? Pues salvo el de los maniquíes... ¿Trabajadores de esos mismos comercios con pocas ganas de hablar con este periodista? La inmensa mayoría. Claro que esta arteria comercial no termina de cobrar vida hasta las 10.00 horas que es cuando abren muchas tiendas, y a esa hora justamente terminaba este experimento de campo.

Por último diré que yo también vi a los ¡dos! aguerridos agentes de la Policía Canaria que había por Usos Múltiples, que por una vez el cuerpo estuvo desplegado sin mediar una romería o fiesta similar. Dicho sea sin desmerecer el carácter festivo que debería tener toda jornada de huelga. Porque no me dirán que poder decidir si uno hace huelga (o no, ojo) en los tiempos que corren no es como para celebrarlo.

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