Agricultores y ganaderos piden incentivar el cultivo de papas en Canarias para depender menos de las importaciones
La Asociación de Agricultores y Ganaderos de Canarias (Asaga) ha demandado este miércoles una batería de medidas que fomenten el autoabastecimiento de papa local impulsando el cultivo, sobre todo, en las medianías de las islas.
De este modo, indica Asaga en un comunicado, se reduciría la dependencia de las importaciones de este tubérculo desde países como Inglaterra, actualmente afectado por la presencia del escarabajo colorado.
Una alerta de sanidad vegetal que obligó la semana pasada a paralizar en los puertos canarios y devolver a su lugar de origen varios contenedores provocando una caída del suministro en las islas.
Asaga propone entre otras medidas el saneamiento de variedades tradicionales de papa de semilla como ‘Cara’ y ‘Red cara’, caracterizadas por su vigor y alto rendimiento, además de otras como King Edward (conocidas como 'chineguas'), Up to Date (conocidas como 'utodate') o Kerr’s Pink.
Este procedimiento permite la desinfección de los tubérculos para liberarlos de plagas y enfermedades mediante técnicas in vitro, trabajos que la empresa pública Cultesa, dependiente del Cabildo de Tenerife, ha llevado a cabo en variedades de papa antiguas de Canarias para su comercialización a los productores.
Sanear estas variedades no se había planteado hasta ahora porque al agricultor le salía más rentable importar la semilla que adquirirla a un centro especializado, señala Asaga.
Sin embargo, al haber una menor oferta de papa importada para siembra y subir los precios, sería viable disponer de una alternativa local para no tener que importar, al tiempo que el productor estaría mejor remunerado, abunda la asociación.
Además del saneamiento de variedades de papa, Asaga Canarias considera fundamental la planificación del cultivo, tanto la siembra como la recolección, con la intención de poder disponer de producción de manera escalonada a lo largo del año.
Asimismo, sugiere el acondicionamiento de las cámaras de frío, algunas de ellas inoperativas en la actualidad, sin cuya función no se puede garantizar la adecuada conservación de las papas como ocurre en otros países y el consiguiente suministro a los diferentes puntos de venta.
Otro factor a tener en cuenta, según Asaga, es poder disponer de agua de riego en cantidad y calidad incrementando la regeneración de los caudales residuales de origen urbano para su puesta a disposición de las explotaciones ubicadas en las medianías de las islas.
Con esto, de paso, se conseguiría crear un cinturón agrícola, alrededor de la corona forestal, que prevenga los incendios forestales.
“Si los agricultores cuentan con garantías para cultivar y es rentable producir, se conseguirá un efecto llamada para que otros se incorporen, se podrá aumentar la producción y, al mismo tiempo, reducir la dependencia del exterior”, esgrime Asaga.
Esta organización agraria subraya la importancia del funcionamiento de los controles fronterizos en Canarias, pues protege a las islas de la llegada de nuevas plagas.
Sucede que la imposibilidad de importar papa de Inglaterra ha coincidido en el tiempo con la reducida campaña local de papa de este año, sobre todo en el norte de Tenerife (municipios como La Orotava, Los Realejos y San Juan de La Rambla), donde solo se ha recogido en torno a un 20% de la cosecha.
Las causas de esta reducción se deben a las altas temperaturas, superiores a los 28 grados al inicio de la primavera, a la humedad relativa por debajo del 20% y al viento, explica Asaga.
Los efectos de este “cóctel climático” provocaron una reducción de la cubierta vegetal en más del 50% del cultivo, una disminución del ciclo vegetativo en cuatro semanas, así como la falta de tuberización y engorde, lo que provocó que el tubérculo no pudiera alcanzar ni el tamaño ni el peso adecuado, dando como resultado “una importante pérdida de producción”.
Asaga Canarias Asaja espera que la puesta en marcha de estas medidas permita al menos que la superficie de papa en Canarias no siga retrocediendo como hasta ahora.
En 2021 se registraban 4.048 hectáreas (2.638 hectáreas en regadío y 1.410 en secano), 1.461 hectáreas menos que en 2015.
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