Bolsitas de vida para los duraznos
La agricultura le permite desconectar, mantenerse distraído, pero sobre todo dedicar su tiempo a una actividad con la que ha crecido desde que era niño y que le apasiona. Por esta razón, se pasa temporadas en la isla de la que procede, El Hierro, le ayuda a salir de la rutina y “atender sus fincas de duraznos”, porque es donde mejor se siente, según nos cuenta sin dudar, mientras avanzamos por el terreno dedicado a este fruto que tiene en el Valle de El Golfo.
Donacio Cejas, como así se llama este buen conocedor de la fruta mencionada, nos explica la importancia que tiene para él saber lo que come, de ahí que desde hace algo más de veinte años, utilice para sus frutales distintos métodos ecológicos con los que evita que se pierda la producción a causa de la llamada mosquita de la fruta. Un hecho que llegó a ocurrir hace algunas décadas, cuando el árbol predominante en esta zona de la isla era el duraznero, pero debido a la ceratitis capitata se fue extinguiendo. Tal cantidad se producía, que se exportaba a La Gomera, a La Palma, a Tenerife y a Gran Canaria, “por ese entonces llegaban a salir de El Golfo más de 5000 kilos de duraznos semanales, entre los meses de mayo y agosto”.
Duraznos con bolsa
En primavera, Donacio puede colocar cada día mil bolsitas en cada uno de los duraznos que cuida con mucho esmero. “También hay que tener paciencia y muy buena vista, porque no se me puede escapar uno sin su bolsita, ya que vendría la mosca y picaría la pieza”, aclara. Todo el conocimiento que ha adquirido hasta el momento en este ámbito trata de transmitírselo a los demás, “acabo de llegar de La Palma de impartir unas charlas a los más jóvenes sobre los métodos que utilizo yo en mi terreno, no soy un ingeniero en la materia, pero los años dan mucha experiencia y me encanta todo esto que hago”.
Unas bolsas que mientras para muchos pueden suponer una novedad, para Donacio, en cambio, no. “Fui de los primeros que comenzó a utilizarlas en Canarias, además, no pasa nada si caen a la finca, porque son biodegradables y con el tiempo desaparecen. Me gusta saber de que forma se ha cultivado lo que como, por eso recurro a lo natural”. Nos enseña el color del fruto, el tamaño que adquieren y el olor que desprenden, “motivos por los que son vistos y no vistos en casa”, explica. Esta temporada también le da las gracias al tiempo, pues no se han producido esas fuertes rachas de viento que llegaban otros años en el mes de febrero a la zona.
Tipos de métodos
Donacio, es algo llamativo, porque pasamos y no solo llama la atención el color verde de los árboles, sino el de las bolsas que utiliza para ellos ¿Cuántas tiene ahora mismo en esta finca?
Pues en todo lo que estamos caminando hay un total de 6.000 más o menos, las he puesto en casi doscientos durazneros. Además, quiero resaltar la trampa que también está empezando a capturar a las moscas. Se llema cebo alimenticio, porque la mosca de la que te hablo se siente atraída por el olor a comida y entra por uno de los pequeños agujeros, al no poder salir, queda atrapada y muere por ahogamiento. Y el tercer sistema que empleo es el de la feromona sexual, que engaña al macho y le hace pensar que dentro hay hembras en celo y piensa que se va a dar un gran banquete (carcajadas), pero se encuentra con una trampa en la que hay unas pastillas ecológicas que acaban con la mosca.
Aquí en mi huerta, tengo tres tecnologías que contribuyen entre todas a finiquitar a este bichito que tanto daño y pérdidas causa a la fruta. No uso ningún elemento agroquímico. Además, has venido en el mejor momento, justo cuando los duraznos ya están madurando y una gran parte, listos para coger y sacar de las bolsas.
El motivo de su utilización
Imagino que antes se documentaría sobre que sería lo mejor para sus árboles ¿Por que optó por todo lo que vemos?
Prácticamente los he traído yo a Canarias, hace más o menos veinte años. Por casualidades de la vida encontré estas técnicas que ahora uso. Siendo niño conocí las grandes producciones que se daban de duraznos en esta zona y cómo con el tiempo fueron desapareciendo. Parte de mi juventud la pasé en Venezuela y cuando regresé quería buscar elementos que impidieran a estas moscas picar la fruta.
Cuando empecé con todo esto hace veinte años, ni se conocía, ni estaba muy extendido y la gente pensaba que no funcionaría todo lo que había colocado, pero con el tiempo fueron viendo los resultados y comenzaron a sentirse interesados (ríe).
Viene con mucha frecuencia a la isla y una de las razones, no puede negar, que son los árboles que con tanto cariño cuida…
Desde luego. Lo más que tengo son duraznos, pero también planto mangos, naranjas. Te puedo decir, que todo lo que necesito, lo tengo aquí. Además, si te fijas bien, siempre utilizo en estos frutos con hueso, los tres métodos de los que hemos hablado anteriormente, pues son susceptibles de que venga a ellos la mosca del Mediterráneo, llamada científicamente, ceratitis capitata.
Estas bolsas las utilizo fundamentalmente en el durazno, al tener unas características que lo convierten en algo muy apetecible para las moscas.
Vemos que todas y cada una de ellas van grapadas ¿No le han dicho otros agricultores que se trata de una tarea que conlleva mucho tiempo y trabajo?
Por supuesto (ríe), esto es un trabajo como cualquier otra actividad humana. Yo, por ejemplo, gracias a esto me mantengo ocupado y en un día puedo colocar en torno a mil bolsas. Soy una persona mayor que durante muchos años me he formado en lo que me atrae.
Se debe poner amor en todo lo que hacemos, para mi la gran recompensa de todo ello, es que quien se coma los duraznos de mi tierra, acaben maravillados por su sabor natural y sin utilizar agroquímicos. Comer esta fruta no tiene precio, todos repiten.
Utilización en El Hierro
¿Cómo está la situación en la isla de El Hierro? ¿Se animan a colocar estos métodos?
Sí, la verdad que cada vez convence más, porque se ve lo bien cuidadita y protegida que queda la fruta. Además, las bolsas de papel favorecen y aceleran el proceso de maduración. Eso sí, se van colocando poco a poco en función del tamaño y así te aseguras que la recogida no será toda a la vez. Lo que sucede dentro de ellas es que se forma un microclima, el cual provoca un aumento de temperatura con respecto al exterior.
El año pasado se colocaron aquí 40.000 bolsas como estas en toda la isla y este año ya nos vamos acercando a esa cifra. También, tenemos la suerte que en febrero no hubo viento y eso como todo sabemos, da lugar a una mejor cosecha.
Nos decía que no es bueno que el árbol tenga demasiados frutos ¿A qué se debe?
Por supuesto, porque se debilitaría mucho y ni el sabor sería el mismo, ni la intensidad tampoco. No es bueno tener dos frutas pegadas una a la otra, porque no crecerían lo suficiente ninguna de las dos.
A través de la propia bolsa se puede ver fácilmente cuando el durazno está listo para coger. Es un sistema en el que la gente está tomando conciencia, al tratarse de la única solución aparente e inmediata al problema de la mosca. Esta es la peor de las plagas que tenemos por aquí, para los frutales con hueso.
Tengo tan vista mi zona, que sé que frutos me quedan por cubrir, ahora mismo estoy viendo algunos a los que les tengo que colocar después la bolsa. ¿Quién dijo que en la agricultura no se trabajaba la memoria? Dicen que los pastores conocen a todas sus ovejas, pues yo a mis árboles.
Vamos a hablar ahora de costes ¿Es rentable utilizar este sistema?
Sin duda. Toda la fruta que se compre o se cultive debe ser obtenida mediante esta forma, porque si no, estará envenenada. Sin embargo, la que tengo en mis manos, no tiene ningún producto, ganamos en calidad de vida y en salud.
En El Hierro es la única alternativa que hay para poder llenar nuestro frutero de la cocina de productos sanos, es cierto que lleva su tiempo grapar las bolsas, pero hasta la fecha, no lo cambio por otra opción. A mi me ha ido muy bien.