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Crónica de un viaje a la zona cero del desconfinamiento en España

Poco después del amanecer comienza el 'Volcán de Taburiente' a tragarse pasajeros y vehículos con destino a las islas de La Gomera y El Hierro.

Camino Pérez

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Vuelvo a islita por mar, que es como más se disfrutan los viajes importantes. Y éste lo es, porque me va a permitir observar y contar la salida a la calle cincuenta días después de los habitantes de El Hierro, tierra de casas de piedra y gente sencilla donde casi el 30% de la población tiene más de 60 años.

Por eso han vivido con especial preocupación la evolución de una crisis sanitaria que afortunadamente y hasta el momento solo ha afectado a tres de sus residentes.

La aventura comienza temprano, en un corrillo desordenado que en verdad debiera ser una fila donde quienes no tienen cara de camionero tenemos cara de sospechosos.

Ellos ríen y gastan bromas aunque son poco más de las siete de la mañana, los demás guardamos silencio y apretamos entre los dedos un papel con una declaración jurada que se debe entregar antes de embarcar para justificar el motivo de nuestro viaje.

Y es que más allá de que falten dos días para que la isla de El Hierro se convierta en uno de los territorios privilegiados en llegar a la Fase I decretada por el Gobierno de España, los controles de salida y entrada siguen activos.

Pero nada es igual: el viejo 'Volcán de Taburiente' ha sustituido al 'Volcán de Tirajana', un fastferry que está amarrado en el Puerto de La Estaca a la espera de que vuelva la normalidad, y escupe por la proa una decena de coches. Lo demás son camiones y gandolas que no han parado de traer y llevar alimentos en estos meses.

Cada lunes, miércoles y viernes hace un tour entre las cuatro islas de la provincia de Santa Cruz de Tenerife para garantizar el abastecimiento.

Entregamos el papelito en la confianza de que no habrá complicaciones, volvemos a los vehículos para dejarnos tragar por la boca del barco y ¡Oh sorpresa!: al final de la rampa espera un marinero que te dispara con un termómetro a la cabeza: 36,4 grados centígrados (son tiempos en los que uno vive pendiente de que al maldito aparato no le dé por pasarse de temperatura).

Antes de iniciar la travesía podemos disfrutar de la vista de la playa de Los Cristianos completamente vacía y plagada de gaviotas, y al salir, con esto de que a la fauna le ha dado por acercarse, un par de delfines juegan sin miedo con el barco en la misma bocana del Puerto.

Comienza un viaje que ahora se prolonga casi cuatro horas, con escala en La Gomera incluida, cuando antes casi no llegaba a las dos y media. La playa de San Sebastián está tan despejada como la de Los Cristianos aunque casi no tenemos tiempo de verla porque son tan pocos los que bajan o suben que en unos minutos estamos nuevamente en marcha.

Llegamos a El Hierro por fin. Y la cosa se pone seria. El Puerto parece un escenario de guerra: Cruz Roja, Bomberos, Policía Portuaria y Guardia Civil nos van despachando de uno en uno. Otra vez la declaración jurada, que se quedan ellos, y otra vez a explicar los motivos del viaje, el lugar en el que vas a quedarte y la fecha en la que te marcharás de la Isla.

Finalmente nos desinfectan con un chorro a presión de agua y cloro y podemos seguir al lugar de destino.

Este lunes 4 de mayo podrán por fin abrir los comercios, bares y restaurantes de la Isla, limitando su aforo a un 30% y garantizando una distancia mínima de 2 metros entre sus clientes.

Nada que afecte mucho a un lugar dominado por la calma, en el que las ventitas han sido siempre el mejor test de la salud de unos mayores que o bien pasaban a diario a comprar o bien hacían sus encargos por teléfono.

Pero también se podrán abrir las bibliotecas, celebrar actos culturales con menos de 30 personas en lugares cerrados, o espectáculos al aire libre con menos de 200 personas sentadas manteniendo la distancia necesaria.

Y sobre todo, se podrá ir recuperando poco a poco el turismo activo y de naturaleza para grupos limitados y retomar las producciones audiovisuales y rodajes, lo cual no es ninguna tontería para una Isla que exhibió su naturaleza apabullante en la serie ‘Hierro’, que ha sido sin duda el mejor de los reclamos turísticos en el último año.

Ahora falta que el resto del mundo haga la tarea y puedan volver pronto a esta zona cero del desconfinamiento en España.

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