Cambiar una vida a través del canto: “La voz es mucho más que eso”
“La música es para el alma lo que la gimnasia es para el cuerpo”. Esta frase atribuida a Platón es, en realidad, una malinterpretación de lo que dijo. El famoso filósofo griego, en realidad, aseguró que en un mundo ideal lo primero que deberíamos aprender es música. Al fin y al cabo, y sea lo que sea, ¿qué hay más importante que el alma?
La ciencia se ha encargado de demostrar que el famoso filósofo tenía razón. A lo largo del último siglo, diferentes estudios científicos han demostrado cómo la música es capaz de reducir la ansiedad y el estrés, de ayudarnos a dormir mejor y mejorar nuestra memoria. Se ha demostrado, también, que es un elemento clave en el desarrollo del cerebro de los bebés e incluso, en jóvenes y adultos, tiene la capacidad de reducir el dolor físico y mejorar la circulación sanguínea o la curación de lesiones en el sistema nervioso.
Sin embargo, a pesar de la fama de Platón o la insistencia de la ciencia, en España no hemos hecho mucho caso de la importancia de este arte. Según los últimos datos del Instituto Nacional de Estadística, menos del 10% de la población sabe, a día de hoy, tocar un instrumento, un porcentaje muy inferior al de países como Austria, Finlandia, Suecia o Islandia, tal y como indica en su último informe la Unión de Escuelas de Música Europeas. La música sana, la música forma, la música trans-forma… solo que, en este país, todavía no nos hemos dado cuenta.
El instrumento que todos tenemos en casa
“No hay edad mala para apuntarse a las clases, es simplemente tener ganas de tener una experiencia de aprendizaje”, señala Olga Ney Sotomayor. Esta profesora de canto, afincada en el municipio de Agüimes desde hace una década, se formó en la Escuela Superior de Música de Cataluña (ESMUC), entidad integrada en la alianza de universidades europeas de música y arte (IN.TUNE).
Más adelante, completaría sus estudios en países como Italia o Suiza, donde además de convertirse en una reputada concertista, descubrió el enorme potencial de trabajar con la voz. “Es un instrumento que todos llevamos con nosotros”, indica. “Lo único que la voz humana es muy emocional y cuando hay desórdenes emocionales la voz expresa cosas que el lenguaje no permite expresar”.
Con esta idea, da clases en la isla a través de la escuelita inPulsArTe y la Comunidad Energética Tamarán Educa, donde se encarga del departamento pedagógico y cuidados del bienestar de las personas. “La voz, la música, el teatro, la psicoterapia, el movimiento, la meditación y las artes plásticas… en general todo conforma el esqueleto del abordaje interdisciplinar que aplico a mis alumnos”.
Encontrar el potencial del alumno
Su trabajo, nos cuenta, consiste sobre todo en la escucha y observación para “poder percibir el potencial de la persona”. Explica un caso, por ejemplo, de una alumna a la que le habían extirpado parte del pulmón en una operación, razón por la que le faltaba el aire al cantar. “Yo veo su potencial, creo un ambiente de confianza para que ella misma lo vea y lo explore”, describe. Con el paso de las clases, esta mujer no solo mejoró su instrumento vocal, sino que además, explica la profesora, creció en otros aspectos. “Aprendemos a ver los dones, a abordarlos, a explorarlos, aprendes a conocerte a ti mismo y ahí desaparecen las vergüenzas, los miedos, las inseguridades… si hay alguna cosa que es marca de la casa es que el alumno crece a nivel personal, eso les da mucha seguridad”.
Con los años, Olga ha cambiado por completo su forma de dar clases. Tras adentrarse en disciplinas como la Danza Movimiento Terapia, la musicoterapia, la psicoterapia y el yoga, desarrolló un método en el que ya no fuera tan importante cantar como Bisbal, Marc Antony o Chenoa. “Yo ayudo a las personas a través del canto”, asegura. “He trabajado con personas enfermas, deprimidas, que tenían que tomar decisiones y no se atrevían. En muchos casos, he visto cómo el canto les ayudaba a pasar de una mejor forma por todos esos procesos”. ¿Y si lo único que quieren es cantar como Bisbal? Olga ríe: “Tampoco hay problema: se puede cantar mucho mejor que él”.
La experiencia de una de sus estudiantes
Los alumnos de Olga también comentan sobre los efectos positivos que tuvo empezar a aprender música con esta profesora. Nos encontramos de todo: desde gente que no había cantado nunca y ni siquiera se había atrevido a subirse a un escenario a cantantes que ya habían actuado en conciertos. Una de las más entusiastas en este último grupo es Arantza, mujer que en 2023 sacó su primer trabajo discográfico con el apoyo de su maestra y que no duda al ser preguntada por la influencia de ella: “Gran parte de lo que soy se lo debo a ella”.
Arantza comenzó a asistir a las clases de Olga en 2017 tras conocerla en un coro. Ella ya cantaba antes en conciertos, pero nos cuenta que, por entonces, no se había percatado de que en realidad estaba usando mal su voz. “Lo que hace Olga no tiene nada que ver con lo que me había ocurrido en otras clases”, subraya ella.
Cuando se le pregunta por qué, ella hace referencia a dos momentos: el primero fue una clase en la que llegó y comenzó a cantar como siempre, pero la profesora la detuvo en cierto momento para preguntarle por qué estaba tan nerviosa. “Lo primero que hizo fue tumbarme”, narra, “y me hizo estar, escuchar y estar pendiente de todos los ruidos que había a mi alrededor. Ni yo me había dado cuenta de que había llegado agitada, me bajó las revoluciones y solo con eso, vi que después cantaba mucho mejor”.
Va más allá con el segundo ejemplo. “Antes cantaba mal”, confiesa, “y me hacía daño en las cuerdas vocales”. Olga detectó ese problema y lo abordó no solo de una manera técnica y estrictamente musical, sino que practicó un método que abarcaba mucho más. “Me enseñó la importancia del cuerpo, de las emociones y hasta de la alimentación, cosas que no sabía que afectaban tanto a mi forma de cantar. Yo pensaba que para hacer música bien con un par de ejercicios bastaba, pero no, la voz es mucho más que eso”.
Un beneficio social
Sobre Arantza, afirma Olga que se siente “muy orgullosa”, como de todos sus alumnos que, además de aprender a cantar, experimentan ese crecimiento personal que busca generar en sus clases. “Profundizas en tus procesos: es bonito, es divertido, es social, y además mejoras habilidades varias, lo trabajas todo, cuerpo y mente”.
Desde que llegó a Agüimes, esta profesora de canto también ha llevado múltiples iniciativas en las que, tanto a través de inPulsArTe como de Tamarán Educa ha intentado también buscar un beneficio social con su trabajo. Un ejemplo de ello fue cuando, a través de la organización de un concierto benéfico, logró costearle la universidad a uno de sus alumnos después de que a este le denegaran una beca para poder pagarlo.
“En el caso de Arantza”, añade, “el disco que ha sacado contiene canciones que hablan de temas como la inmigración u otros aspectos sociales. Por eso decidimos desde Tamarán Educa apoyar su proyecto económicamente. Además, tal y como indica el nombre del álbum, Soy, también explora su propia identidad como mujer a través de la música, algo que creo que también puede servirle a mucha gente”.
Crear un espacio seguro
Sin embargo, la cantante y terapeuta musical tiene claro que eso es solo el último paso de un viaje que comienza desde el interior de sus estudiantes. “Lo más importante para mí desde el principio es que el alumno sienta que estamos en un espacio de confianza y de seguridad, que todo lo que ocurra en las clases quedará entre esas cuatro paredes”.
Al hacer música apelamos directamente a nuestro autoconcepto y visualizamos nuestras limitaciones a través de las emociones y las resistencias. “El alumno o la alumna pueden expresar lo que necesiten sin ningún juicio, y al final yo lo que hago es ofrecer un acompañamiento, sin demandas ni exigencias”. Por último, Olga añade que precisamente por eso su metodología varía con cada alumno. “Cada persona es única y valorada, cada una tiene su proceso de transformación en la infinidad de opciones que le permiten sus resistencias”.
Han pasado muchos siglos desde que Platón habló sobre la música, pero muchos hoy siguen compartiendo y desarrollando sus ideas. Uno de esos Platones modernos sería Espósito, quien afirma en su libro Le persone e le cose: “La cosa nos confronta con lo que, en nosotros, precede y excede a la persona: con ese fondo impersonal que somos antes de ser alguien, y seguiremos siendo después de haberlo sido.”
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