“El cubo es como hacer una derivada. ¿Tiene truco? ¡Claro, pero hay que entenderlo!”

Ernesto González, primer premio del Canarias Cubo de Rubik

Diario de Lanzarote

Myriam Ybot —

Ernesto González (Lanzarote, 1998) se sale de los esquemas habituales de su generación. Será el único de su promoción de estudios de Piano en el Conservatorio de Lanzarote que continúe el Grado de Música fuera de la isla. Y los mismos dedos mágicos que le procuraron el reconocimiento del III Certamen Jóvenes Creadores de Teguise y los primeros premios de Interpretación Solista y de Cámara en la escuela lanzaroteña, le sirvieron para encabezar el Canarias Open 2016 de velocidad en la ejecución de varias modalidades del popular cubo de Rubik.

Ernesto atesora unos 25 cubos de Rubik de distintos diseños, tamaños y dificultades, algunos de los cuales ha desplegado sobre la mesa del local donde atiende a Diario de Lanzarote. El colorido conjunto se convierte de inmediato en atractor de curiosos y aficionados, que no dudan en acercarse a para interrogarle sobre el afamado rompecabezas.

¿Cómo llegó a interesarse por el Cubo de Rubik, un juego que se puso de moda casi tres décadas antes de su nacimiento?

Con 12 o 13 años, en una cena en casa de un familiar apareció un cubo y mi madre terminó resolviéndolo, aunque tardó cerca de una hora. Yo me quedé flipando, me llamó mucho la atención. A la vuelta a Lanzarote le regalé uno y ella me enseñó a completarlo. Luego, practicar la velocidad fue tras ver a David Calvo en la tele: Me impresionó su tiempo, 18 segundos. Ahí empecé a entrar en foros, a ver los primeros vídeos sobre el tema y a aprender. Y me compré mi primer cubo de velocidad. Con 15 años fui a una competición a Guernika, con un tiempo medio ya por debajo de los 25 segundos.

¿Qué le interesa más, la velocidad en un cubo clásico o el reto de resolver cualquiera de los más complejos?

Depende. En unos busco la velocidad y la competición y en otros, el entretenimiento y la comprensión del cubo. Sin embargo, por chocante que parezca, para practicar la velocidad es conveniente realizar los movimientos de manera muy lenta, porque racionalizas los gestos, observas cómo las piezas interactúan entre sí y puedes predecir lo que va a ocurrir. Y en rápido muchos de esos detalles te los pierdes.

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