Los demócratas recurren a la calculadora

La victoria de Barack Obama en Carolina del Norte y el casi empate conseguido en Indiana representan un empujón de tal calibre para el senador por Illinois que muchos ya lo han declarado hoy como el candidato “de hecho”.

El grupo de los que dan “por terminada” la carrera por la candidatura presidencial demócrata es abultado y ruidoso.

Entre ellos está el ex senador George McGovern, de Dakota del Sur, que apoyó inicialmente a la senadora demócrata Hillary Clinton y quien la invitó hoy a tirar la toalla porque prácticamente sería necesario un milagro para que se haga con la candidatura.

El senador dio su respaldo a la campaña de la ex primera dama en octubre del 2007 y mantiene una estrecha relación con los Clinton, que arrancaron su andadura política trabajando para la carrera presidencial de McGovern en 1972.

“Mantendré el afecto y admiración por ellos toda mi vida”, dijo McGovern de los Clinton.

Mientras tanto, el conocido encuestador John Zogby declaró simple y llanamente que “no hay posibilidades” de que Clinton pueda ganar y dijo estar convencido de que su retirada se producirá en cuestión de días.

Los principales comentaristas políticos y medios del país son igual de contundentes.

“Ahora ya sabemos quién va a ser el candidato demócrata y nadie va a disputarlo”, señaló el conocido presentador de la cadena de televisión NBC Tim Russert la pasada madrugada, tras conocerse los resultados de las primarias.

El diario The New York Times mantiene, por su parte, que a Clinton se le agotan las opciones y “Los Ángeles Times” asegura que mientras Obama va a velocidad de crucero, la ex primera dama simplemente se “aferra” a una esquiva victoria.

Pero lejos de dar señales de retirada, la campaña de Clinton asegura que la batalla continuará el próximo mes en las seis primarias restantes hasta el fin del proceso.

“Obviamente necesitamos obtener buenos resultados en los próximos comicios”, señaló hoy en conferencia telefónica Howard Wolfson, el principal portavoz de la campaña de Hillary, quien reconoció que la senadora ha aportado 6,4 millones de su bolsillo a la campaña desde mediados de abril.

Wolfson destacó que esa inyección no es más que una prueba del “compromiso” de la senadora por Nueva York con la carrera presidencial.

Al mismo tiempo, la campaña parece preparada para incrementar la presión para que se cuenten los votos de Florida y Michigan, en los que Clinton se alzó con la victoria y que fueron penalizados por el partido sin enviar delegados a la convención de agosto en Denver (Colorado) por adelantar la fecha de las primarias.

Pero esos esfuerzos podrían resultar futiles.

Zogby, el encuestador, pronosticó que en las próximas 48 horas unos 30 “superdelegados” (líderes del Partido Demócrata y funcionarios electos) darán su respaldo a Obama, lo que debería ayudar a reforzar el empuje del senador por Illinois.

La campaña de Obama dará a conocer hoy el apoyo de varios “superdelegados”, un selecto club de 800 personas que tiene en sus manos el poder de elegir al candidato.

Esa selección se realiza tradicionalmente en el proceso de primarias, pero dada la apretada batalla entre Clinton y Obama ninguno de los dos podrá alcanzar en las urnas los 2.025 delegados necesarios para conseguir la candidatura.

Obama está a sólo 183 delegados de alzarse con la candidatura, una cifra que podría materializarse en breve si los casi 300 “superdelegados” que todavía no se han pronunciado empiezan a expresar su apoyo al senador afroamericano.

Pese a reconocer que la de ayer fue una gran noche para Obama, el diario The Wall Street Journal destaca hoy que los resultados subrayan “algunas de las debilidades del senador y las fisuras en el partido”.

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