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Opinión - Un tercio de los españoles no entienden lo que leen. Por Rosa María Artal
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Europa se la está jugando

El primer ministro Boris Johnson durante la sesión parlamentaria celebrada este martes.

José A. Alemán

“Ser español es una de las pocas cosas serias que se pueden ser en este mundo, proclamó José Antonio Primo de Rivera, fundador de la Falange, en los años 30 del siglo XX. Una afirmación, faltaría más, que los turiferarios del Movimiento Nacional adoptaron en lo que sus perseguidos y asesinados se inclinaban por Luis Cernuda que en la misma época se proclamó español, sí, pero sin ganas.         

Viene el recordatorio a cuenta de que los brexiters piensan, según los analistas, que salir de la UE les beneficiará ya que una vez fuera y libres del engorro continental, los europeos les concederán cuanto pidan por esa boca. Creen, pues, que ser británico es de las pocas cosas serias que se puede ser en la vida. Sin embargo, no todo el monte es orégano, como ya sabe Boris Johnson.

¿Vuelta a las andadas?

¿Vuelta a las andadas?Hay aprensivos a los que no gustan los andares de la perrita, como dicen los palmeros cuando se les enciende el bombillo de la suspicacia. Inquieta, a los aprensivos, observar hechos que a su entender podrían reproducir las dramáticas circunstancias que precedieron, en aquellos años 30, la guerra civil española y la segunda mundial. Barrunta malo que PP y Cs, autodenominados “constitucionalistas” apadrinaran la entrada en el “circuito” de las instituciones democráticas a fuerzas juramentadas para destruirlas, como Vox. No se trata, por supuesto, de negarle a los ultras sus derechos sino de subrayar que PP y Cs se han liado con Vox que se los está llevando al huerto; lo que pone de manifiesto la ciega obsesión de esa derecha de arrebatarle como sea a los socialistas el Poder propiamente dicho y el otro, el que empieza con jota.

Es cierto, desde luego, que los viejos nacionalismos ultras ya han dado señales de volver a las andadas que vuelven a la carga y que la sintonía con Donald Trump refuerza sus expectativas. Y conviene no menos tener presente que la UE tuvo desde siempre, entre sus objetivos primeros, impedirles volver a armarla para evitar que vuelva la guerra a destruir por tercera vez cuanto se le ponga por delante. Pero ocurre que Trump ha anunciado su decisión de acabar con la UE mediante el procedimiento de darle leña al mono hasta que hable inglés; no en vano ha dicho que Europa es tan dañina como China, pero más pequeña.        

La resistencia europea

La resistencia europea Con la baraja repartida se jugaron ya las primeras rondas en nada parecidas al paseo militar anunciado por Steve Bannon como asesor de la organización de los ultras nacionalistas y populistas con fines electorales y en la perspectiva de formar una Internacional. No está muy claro  si Bannon trabaja para Trump a pesar de que lo despidió como consejero suyo. Pero en cualquier caso, lo cierto es que Bannon está en la misma onda con el propósito de promover y alentar el triunfo de la ultraderecha europea. Sus elogios al italiano Matteo Salvini, a los franceses de Le Pen, en general a los dirigentes ultras de dentro o fuera de la UE, incluidos los españoles de Vox, fueron muy explícitos. Sin embargo no le ha ido bien por no contar con la capacidad de respuesta europea. Salvini, uno de los favoritos de Bannon, que se veía  “duce”, quedó fuera de juego y del Gobierno presidido por Giuseppe Conte y tras una maniobra del presidente de la República, Sergio Mattarella, que se mojó lo suyo para pararle los pies. Se impuso el rechazo de los aventurerismos y aunque la permanencia o el abandono italiano han sido discusión frecuente, el intento del incendiario Salvini obró el milagro de unificar criterios respecto a lo que interesa a Italia y cómo ha de obrarse a partir del hecho constatado de que no todo es soplar y hacer botellas.

El nuevo Gobierno italiano, formado por el Movimiento 5 Estrellas, el PD con antiguo comunistas y democristianos tiene ya un programa de medidas tildadas de progresistas que no descuidan la estabilidad financiera. Asimismo ya se aprecia un cambio radical de la política de inmigración que ha puesto de manifiesto la brutalidad facha. No creo, en fin, que a Salvini le favoreciera su asociación con Putin y con los ultras coordinados por Trump. Añadiré que el alivio en la cúpula de la UE con del giro proeuropeo italiano hizo que la recién estrenada presidenta de la Comisión, Úrsula von der Leyen, procoure reforzar las relaciones colocando en Bruselas, en un cargo de primera importancia al ex primer ministro Paolo Gentiloni, si nos atenemos a que es el que más suena.   

Por otra parte, los ultraderechistas de Alternativa por Alemania salieron también chamuscados el otro día de las urnas. Y vuelvo a recordar los encendidos elogios de Bannon a los dirigentes de Vox que no consiguieron en las últimas elecciones el éxito que les auguró pero si el suficiente para meter un brazo en las instituciones lo suficiente para condicionar al PP y Cs.       

El Reino Unido, en peligro

El Reino Unido, en peligroEn cualquier caso, el plante más espectacular ha sido el el británico que ha vuelto a lucir las virtudes de su parlamentarismo que reaccionó contra las querencias autocráticas de Boris Johnson. Sus trasteos acabaron por generar suspicacias y por fin el jefe laborista, Jeremy Corbyn se dejó oír y sobre todo sentir; mientras Johnson se cerraba en banda y provocó la reacciñon de Westminster no tanto por su decidido empeño a irse de la UE el 30 de octubre llueva o haga sol sino por su negativa a negociar un nuevo acuerdo y una nueva prórroga de salida pues el asunto que se trae entre manos no es ninguna tontería. Parece que Jonson quiere una salida traumática que imposibilite la vuelta atrás.   

La salida de la UE tendrá consecuencias desfavorables  como saben las dos partes. Unas están previstas, otras quedan por ver. Y se temen secuelas aún no detectadas. Podría volver la violencia a Irlanda del Norte y ya Nicola Sturgeon, Ministra Principal de Escocia, ha anunciado la celebración en 2020 de otro referéndum de independencia del Reino Unido. Piensa que si en el de 2014 Europa estuvo contra la independencia escocesa, ahora la secundaría tras comprobar que el problema de fondo que ha puesto todo patas arriba es el resurgir de un nacionalismo inglés, intolerante con los de fuera de Gran Bretaña, o sea, galeses, escoceses e irlandeses.

Johnson confiaba en llevarse al huerto a los parlamentarios pero la cámara había advertido los peligros de una salida sin acuerdo. Creo que para el Parlamento no es tan importante abandonar o no las instituciones europeas, con las que nunca se ha identificado el Reino Unido, como lograr una salida ordenada y de mutuo acuerdo mediante negociaciones de los puntos más delicados y de especial interés para las partes. La airada reacción de Johnson, sus gruesos insultos a Jeromy Corbyn y la expulsión de Westminster y del partido de veintiún diputados veteranos y de gran peso entre los tories, abonan la sospecha que hay algo que no estaba sobre la mesa. Quizá aseguró  Johnson a su amigo Trump que estaba todo hecho y que su éxito quedaría refrendado por los términos del generoso acuerdo comercial superpreferente que le prometió para alentarlo a golpear duro. El descomunal cabreo de Johnson que dijo preferir estar muerto en una zanja que humillarse a negociar con la UE indica una ausencia de la flema inglesa que tantos malos ratos ha evitado.    

Para terminar diría que si algo quedó de manifiesto una vez más es que no hay en la UE rasgos autocráticos si interpretamos correctamente los fiascos de Salvini y de Johnson que intentaron llevar el agua a su molino y tropezaron con la democracia parlamentaria y sus normas. Una realidad que pone de manifiesto las contradicciones  de la izquierda que siempre desconfió de las instituciones europeas poniendo especial énfasis en el déficit democrático que no dejaba de ser cierto y objeto de debates pues el funcionamiento de la UE responde más a las necesidades e intereses del capitalismo liberal que a las del pueblo llano y de ahí, supongo, que no estuviera a la altura de las circunstancias en la cuestión de las migraciones, por poner un ejemplo. Así se ha dado la paradoja de que gente de izquierda, la que no hace tanto denostaba a la UE como la “Europa de los mercaderes” y subrayaba su capitalismo extremo le ha visto las orejas al lobo y parece dispuesto a cerrar filas ya que si revienta la UE revienta se habrá ido a la porra la democracia parlamentaria, que acaba de demostrar su condición de excelente antídoto para las movidas autocráticas.

 Mundo pepero

 Mundo peperoEl PP considera “electoralistas” las 370 propuestas de Pedro Sánchez para lograr la investidura. Un calificativo desdeñoso, descalificador y malcriado, que produce  perplejidad pues en un sistema parlamentario siempre habrá electoralismo pues hay elecciones y candidatos a la caza del voto. Así las cosas, cabría esperar de la oposición que no despreciara las ofertas solo porque proceden del rival y hacer  su valoración crítica porque, de no producirse esta se convierte en electoralismo hasta el mismo calificativo de “electoralista”: si lo son las propuestas lo serán también su rechazo sin ni siquiera estudiarlas; con el resultado de que el  ciudadanaje no logra saber si las propuestas del que solicita el voto son factibles o simples brindis al sol. Con demasiada frecuencia los peperos y no solo ellos escupen al aire sin tener en cuenta la ley de la gravedad con riesgo de que el escupitajo (o la escupitina, que decía la gente fina) les caiga de vuelta en la frente.

De todos modos, a los efectos del párrafo anterior pero en otro orden de cosas, debe tenerse muy en cuenta la genética pepera muy condicionada por los tiempos en que Él vivía aún entre nosotros y no podía pecarse de electoralismo   por falta de elecciones; no sé si me siguen.

Otrosí: el PP ha sido absuelto en el caso de la destrucción a martillazos del ordenador donde dijo Bárcenas que guardaba información sabrosa relacionada con la corrupción pepera. Los dirigentes del partido, no recuerdo bien si el mismo Casado, comentaron alborozados que deberían pedirle perdón al partido todos aquellos que dieron por sentada la culpabilidad del PP. Injusticia que jamás ha cometido el PP, qué va. ¿O es que han olvidado la persistente campaña calumniosa contra Zapatero para escaquear las responsabilidades de Aznar? ¿Y qué dicen de la más reciente contra Sánchez, precisamente?

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