Pegé o la escultura como necesidad expresiva
Lee mucho desde pequeña pero reconoce que tiene dificultades para expresarse a través de la palabra. La comunicación total con sus semejantes la consigue solo mediante la escultura. Esculpir es una necesidad vital. La artista Pegé expone hasta el 31 de octubre en la Sala O’ Daly de Santa Cruz de La Palma una selección de 13 piezas pertenecientes a su colección ‘Azul: la otra piel’, compuesta de 60 obras, que no puede exhibir en su conjunto por no disponer de un recinto con dimensiones adecuadas. “Las pequeñas cosas de la vida te van curtiendo la piel, te van haciendo nuevas pieles”, ha explicado a LA PALMA AHORA en relación al título de su serie.
Las piezas son simbólicas, como toda la obra de Pegé, y están realizadas en diversos materiales: madera (eucalipto rojo, castaño, laurel de india y tea), basalto, conglomerado basáltico, mármol de Carrara y piedras nigerianas.
La colección ‘Azul: la otra piel’ tiene la misma fuerza impetuosa que su creadora, una artista marcada por las mareas y la Luna, por su condición de isleña. “Los isleños estamos muy identificados con el mar y la Luna, la Luna mueve nuestras emociones, las mareas hablan de nosotros, de los sentimientos, de las pasiones, de los pecados, de ese revoltillo que se forma una y otra vez… habla de nosotros”, dice Pegé. “Mis esculturas son todas simbólicas, yo relaciono mi vida con mi obra, hablo del ser humano”, añade.
De las 13 piezas que expone, siente especial atracción por una de ellas, formada por una pinza de mármol de Carrara que presiona a un humano. “Quiero simbolizar con esta pieza que cuando duermes estás atrapada”, comenta. Sin embargo, considera que, objetivamente, la escultura ‘Eclipse’ es la mejor obra de la colección “a nivel artístico”.
Pegé admite que “no me imagino la vida sin esculpir; soy poco expresiva con el lenguaje verbal, me cuesta trabajo transmitir sentimientos, incluso el cariño, y la escultura es la única manera que tengo de expresión”.