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Juego de tronos

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No sé ustedes pero ya no puedo ver las noticias de la tele. El telediario parece un relato de terror de desgracias humanas, donde cuesta encontrar algo positivo. Que si el covid, que si el paro, que si el volcán, que si Djokovic no se vacuna y crea un circo, que si el político de turno habla de ganadería sin saber lo que es la sostenibilidad... Vivimos en una crisis continua, con populismo y propaganda que son francamente muy cansinos... 

Supongo que vende y mucho la preocupación, los miedos, la queja continua, la crispación y el famoseo. Pero es una pérdida de tiempo. No nos va a sacar de pobres... Ojalá hubiese alguna noticia positiva, de superación, de trabajo conjunto, que le den a una ganas de ponerse a hacer algo productivo y que no sea zamparse una tableta de chocolate por puro aburrimiento... 

Ya no entiendo el juego político actual y eso que me gusta la política.¡Qué espectáculo! A veces dan ganas de gritar que se dejen de tanta tontería: que tienen más ganas de salir en la pantalla o en el facebook que de solucionar verdaderamente los problemas. Es un Juego de Tronos sin espadas pero con redes sociales, con poca espontaneidad o convicciones pero mucha operación de marketing y confrontación inútil. ¡¡¡Algunos partidos ni siquiera tienen programa!!!...¿y entonces, para qué se presentan a unas elecciones? ¿Para no trabajar? No me extrañaría que un día de estos empiecen a tener sponsors de marcas comerciales y después de la frase lapidaria de rigor soltaran: “yo me siento mejor desde que lavo mi ropa con Perlán, ... si lo compras hoy te llevas un 2 x 1”. No sé, o que un parlamentario se ponga a cantar en medio del parlamento y que le den 10 puntos en lugar de votar por nueva legislación. Un poco surrealista pero al paso que vamos.... Pregunta: ¿Se es popular por hacernos avanzar como sociedad o por retroceder? 

Me molesta particularmente porque yo todavía me acuerdo del 23F. A mis padres oyendo la radio esa noche, de que al día siguiente no hicimos nada en clase y nadie osaba a abrir la boca....Eso sí era respirar miedo. Todavía me acuerdo como superado el trance, mis profesores nos explicaron lo que era un Parlamento, el Gobierno, la Constitución... No se hablaba de la dictadura..., preferían mirar para adelante a pasos temblorosos. Eso sí era tener constancia de la libertad, no unas cervecitas en una terraza. Eso sí era ilusión, ganas de cambio... Yo no lo entendía del todo, pero lo que es seguro es que a día de hoy sigo recordando el orgullo con que aquellos profesores explicaban a sus niños que se podía confiar en sus (imperfectas) instituciones y si trabajabas duro podrías llegar lejos. ¡Que las vacas no dan leche por sí solas, carajo, que hay que ordeñarlas...! Conocer el pasado nos permite sopesar el presente, por eso es tan peligrosa la ignorancia, por hacerte pensar que no hay otra posibilidad. 

Actualmente, vivimos en una crisis de comunicación y política globales. No hay país democrático que se libre de la desconfianza en las instituciones (en los totalitarios se da por descontado), los medios ya no son afines a un partido, sino se financian por éstos y la economía liberal dicta las normas y poco a poco nos va esclavizando o peor aún, aparece la sombra del fascismo. 

Hemos normalizado la burocracia, la administración teniendo que lidiar con recortes, los casos de corrupción para nada anecdóticos, la descoordinación entre administraciones, la inacción muchas veces, la falta de transparencia o incluso, que es inútil aspirar a otra forma de vida. Lo cual, ha ido minando nuestra confianza. Tengo la sensación de que entre la clase política actual (y los ciudadanos de a pie) hay menos idealistas preparados en sus filas y muchos más mediocres (¿ya no hay derechos por los que luchar o cosas que mejorar?). Tengo la sensación de que hay más distancia entre las administraciones y los ciudadanos... 

Me niego a jugar a este juego. Todavía creo que cada uno debería aportar y contribuir a los servicios públicos por el bien común. Sigo con mi idealismo bien plantado y espero que haya más como yo. Si uno quiere una vida mejor deber contribuir al cambio en conjunto. Y francamente, también soy egoísta. Quiero que mis hijos puedan vivir y trabajar en La Palma, si así lo deciden en el futuro. Así que me presenté en las elecciones del 2019 para poner mi granito de arena. En bonanza, una puede quedarse en casa. Ante las crisis, solo veo dos opciones: trabajar o quejarnos. Así que bienvenidas sean todas las asociaciones que promuevan la movilización ciudadana, asociaciones de afectados, protestas, políticos y ciudadanía comprometida y que busquen consenso, cooperativas energéticas, de economía alternativa, recogidas de firmas por causas justas y revoluciones. ¡Que se note que hay sangre en las venas, tanto para los de arriba como para los de abajo! Si jugamos, jugamos todos. 

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