“El tatuaje ya no es un tabú y lo llevan todas las clases sociales”
Los tatuajes, años atrás, eran cosa de legionarios y presidiarios, y no estaban muy bien vistos, pero en la actualidad se han convertido en una auténtica moda que también ha llegado a La Palma. “Ya no es un tabú, lo llevan todas las clases sociales”, ha asegurado a La Palma Ahora Jaime Muñoz Zafra, un tatuador profesional que tiene su estudio en la Calle Trasera de Santa Cruz de La Palma. “Ha variado mucho el perfil de la persona que luce un tatuaje, yo he tenido de cliente hasta un fiscal”, asegura. “Lo han puesto de moda la gente de los medios de comunicación, los famosos y los reality de tatuajes de la televisión, que han ayudado pero también perjudicado, porque ahora todo el mundo se cree que puede hacer tatuajes y profesionales solo hay unos cuantos”, precisa.
Tatuar es grabar dibujos en la piel introduciendo materias colorantes bajo la epidermis mediante punzadas. “No te puedes dedicar a tatuar simplemente porque sepas dibujar un poco y te compres una máquina”, dice. “Es necesario tener una base de dibujo y realizar un curso higiénico-sanitario en el que te forman sobre tipos de pieles, enfermedades, virus, bacterias o contaminación cruzada”, explica. “Pero hay muchos piratas que trabajan en su casa con medidas higiénicas mínimas, y es más importante la formación higiénico-sanitaria que saber tatuar”, insiste. “Las personas con dos dedos de frente sí acuden a un profesional, pero otras muchas, no”.
El tatuaje es una marca en la piel para toda la vida, aunque, en algunos casos, y dependiendo del tipo de color, es posible su eliminación mediante sesiones de rayo láser. “Cuando me viene gente muy joven siempre le digo que se espere, prefiero perder un cliente a que se arrepienta toda su vida de haberse hecho un tatuaje”, afirma. “Los menores tienen que venir acompañados de sus padres, son ellos quienes deben coger la cita, rellenar una autorización, pagar… Tienen que hacerlo todo, no me vale ni un tutor, ni un amigo, ni un hermano mayor”, deja claro Jaime.
¿Y qué lleva a una persona a tatuar su piel? “En algunos casos es una cuestión de estética, pero en otros se hace por haber superado un bache, para no olvidar algo que te ha marcado en tu vida o para definir tu personalidad”, expone.
Mientras Jaime contestaba a las preguntas de La Palma Ahora en su cabina de trabajo, realizaba un tatuaje de una escena cinematográfica en el brazo del joven Simón Rodríguez Camacho. “Soy un apasionado del cine clásico y quiero llevarlo en mi cuerpo; no me voy a arrepentir, tengo ya una edad y las cosas muy claras; sé lo quiero”, señaló a este digital con absoluto convencimiento. En total, ha invertido ya unas 25 horas en tatuarse dibujos del mundo del cine clásico.
A Jaime le gusta que sus clientes le pidan tatuajes “estrambóticos”, como, por ejemplo, “una rodaja de sandía, porque cuando me dicen que lo que quieren es una mariposa, digo: uff, otra más, con todas las que he hecho…”. “Los diseños van por modas, antiguamente se hacían letras chinas, luego estrellas en el codo, ahora estilo acuarela o neotradicional; pero tengo clientes que piden diseños exclusivos”.
Un tatuaje sencillo se realiza en unos quince minutos, pero uno complejo “puede llevarte hasta cinco o seis horas, más tiempo ya es insoportable”, admite. Después de cada cliente es preciso el desmontaje de los instrumentos de trabajo, su limpieza y esterilización. Sobre los posibles riesgos para la salud asociados a estos dibujos en la piel, Jaime comenta que “a los tatuadores legales se nos exige tener en vigor la cartilla de las vacunas de hepatitis y tétano; el cliente, si se hace el tatuaje en un sitio seguro, no va a tener ningún problema, aunque puede haber alguna reacción alérgica o infección, pero a mí no me ha ocurrido nunca”. “Sí se han dado casos de cuerpos que, de tanta tinta que le han puesto, han tenido una reacción alérgica”, cuenta.
Los palmeros también se han sumado a esta moda. “En la Isla cada día se tatúan más, de todas las edades y clases sociales, aunque la mayoría de mis clientes tienen entre 18 años y unos pocos más de 50 ”.
Jaime aconseja que “se elija bien no solo el diseño sino dónde se va a hacer el tatuaje”, y recuerda que “en los estudios pagamos impuestos, Seguridad Social y seguro de responsabilidad civil, por lo tanto el cliente tiene garantías y la posibilidad de reclamar”, concluye.