Así como hay traga-fuegos se podría decir que yo soy una devora-libros. Pequeños, grandes, para adultos, para niños, para reír, para llorar... Me da lo mismo, los engullo sin miramientos. Para mí, no hay nada mejor que un libro, una caja de galletas y horas libres, para rellenar con lectura.
JOHN GREEN
El autor en cuestión es John Green y –admito que me llamó la atención al ver el tráiler de una película, basada en uno de sus libros, que se va a estrenar este verano- los libros en los que voy a detenerme son El teorema Katherine, Ciudades de Papel y Bajo la misma estrella.
Bajo la pátina de amor adolescente, John Green profundiza en temas atemporales, intrínsecos a lo que se podría llamar formar parte de una sociedad. ¿Cómo es posible que algunas personas sean capaces de lograr caer bien a poco de conocerlas, mientras otras no tengan ni idea de cómo conversar con otros? ¿Qué se esconde tras esos velos llamados belleza y popularidad? ¿Por qué no somos capaces de admitir que somos vulnerables y lo tapamos a base de chistes, frustración, enfados o indiferencia? ¿Conocemos de verdad al otro? ¿Y a nosotros mismos?
El teorema Katherine nos deja entrar en la vida de un adolescente prodigio que, por circunstancias de la vida, ha tenido diecinueve Katherine por novias. Luego nos enteramos de que muchas de ellas tan solo han durado menos de una semana, pero, según él, tiene que encontrar un teorema que explique la posibilidad de que una pareja siga junta o no para dar sentido a ese galimatías de vida amorosa. Es más, la necesidad llega a ser tan grande que Colin, el personaje principal, lo convierte en obsesión, porque sabe que, de lograrlo, conseguirá la tan ansiada fama que busca. Saberse todos los presidentes, vicepresidentes, senadores, fechas de acontecimientos históricos, citar autores latinos y griegos, y hablar más de ocho idiomas impresiona a los demás, pero aún no ha disfrutado de saberse famoso.
Y sí, impresiona, pero Colin tan solo tiene un amigo. Mejor dicho, tan solo ha tenido un amigo en toda su vida. Colin no sabe cómo mantener una conversación, puesto que su capacidad de relacionarse con otros es extremadamente limitada. Sin embargo, Colin y su amigo se adentran en lo que, sin saberlo, se convertirá en una aventura real que les abrirá los ojos –y la mente- para sobrellevar la curva que lleva de la adolescencia hacia la madurez.
Tal aventura llega gracias a un viaje, viaje que también emprende Quentin –protagonista de Ciudades de Papel- en busca del amor de su vida, la bella y maravillosa Margo Roth Spiegelman. Margo Roth Spiegelman, la reina del instituto. Margo Roth Spiegelman, la que rechazó a un famoso miembro de un grupo de rock tras colarse en un concierto. Margo Roth Spiegelman, la vecina de Quentin, tan inalcanzable como una actriz de Hollywood. Quentin suele quedarse parado para admirarla, de lejos, en los pasillos del instituto...
¿Por qué, entonces, ese ejemplo de perfección hecha persona le pide a Quentin que le ayude? ¿Y por qué tras esa noche Margo Roth Spiegelman no va al instituto? Sí, cierto es que no es la primera vez que desaparece por unos días, pero tras una semana Quentin decide que la cosa es seria y se pone a buscar pistas –Margo Roth Spiegelman siempre deja pistas cuando desaparece por unos días- que le lleven hasta ella.
Las pistas, como tiende a ser habitual, llevan hasta otras pistas y a descubrir cosas nuevas. Lo que ocurre es que, cuando se empieza la senda del descubrimiento, no siempre se llega a lo que uno busca…
¿Y qué es lo que uno realmente busca en esta vida? Bajo la Misma Estrella nos presenta a Hazel, una chica de dieciséis años con cáncer terminal que vive pendiente de que llegue suficiente oxígeno a sus pulmones; a Isaac, un chico con cáncer de ojo; a Augustus Waters, un adolescente que ha sobrellevado ser paciente de cáncer de hueso; y a toda una pléyade de personajes directa o indirectamente relacionados con el cáncer. No sé si se han fijado en que he escrito primero que son personas y, luego, la enfermedad, pero esto es de vital importancia en Bajo la Misma Estrella. Con una narrativa real, sin aditivos ni edulcorantes, el autor nos mete de lleno en la vida de estas personas que, condicionadas por su enfermedad, luchan como todos nosotros día a día por ser felices.
La felicidad, algo tan efímero como diverso, llega de mano de un libro, compartir una partida de videojuego con un amigo, recibir buenas noticias, ir de viaje; es decir, depende de la persona y está íntimamente relacionada con la misma.
Dura, sin concesiones y alarmantemente real, Bajo la Misma Estrella llega a meterse bajo la piel del lector.
Estos tres libros -al igual que Will Grayson, Will Grayson, Buscando a Alaska, sin olvidar el cuento corto A Cheerstatic Chistmas Miracle, publicado en el libro Let it Snow- son una invitación a la introspección y a hacernos pensar en una época en la que se valora más el cotilleo y la superficialidad. Y todos, todos ellos, obra de John Green.
© Elena Santana Guevara, 2016
Sobre este blog
Así como hay traga-fuegos se podría decir que yo soy una devora-libros. Pequeños, grandes, para adultos, para niños, para reír, para llorar... Me da lo mismo, los engullo sin miramientos. Para mí, no hay nada mejor que un libro, una caja de galletas y horas libres, para rellenar con lectura.