La banda utilizó amonal o amosal y un multiplicador detonante en Barajas
ETA utilizó una mezcla de explosivos para atentar el pasado día 30 en el aeropuerto madrileño de Barajas, uno de naturaleza inorgánica, con base de nitratos, como el amonal o el amosal, y un segundo, exógeno, como multiplicador del efecto detonante para aumentar el poder destructivo.
El exógeno, un explosivo de alta potencia, ha sido utilizado en diversas ocasiones desde 1994 por la banda terrorista ETA, tanto en la fabricación de artefactos explosivos como de detonadores.
Así lo confirma la Dirección General de la Policía y la Guardia Civil, en un comunicado en el que se informa de las primeras conclusiones de los análisis de la Policía Científica y de los especialistas en la desactivación de explosivos.
Los investigadores han podido concretar hoy estas primeras conclusiones, después de haber analizado las más de doscientas muestras que se han recogido en diferentes zonas del lugar del atentado y que siguen siendo examinadas.
Además, tras catorce días de trabajo de campo y de laboratorio, los agentes de la Unidad de Actuaciones Especiales de la Policía Científica han inspeccionado los restos de 559 vehículos que se hallaban en la zona de deflagración de la furgoneta bomba.
Esta unidad ha sido la encargada de coordinar todo el trabajo realizado por los equipos multidisciplinares, integrados por expertos en catástrofes terroristas e identificación de víctimas.
El primer objetivo de los agentes, según subraya la Dirección General de la Policía y la Guardia Civil, fue localizar e identificar a las dos víctimas mortales.
Para ello, junto con los expertos en actuaciones especiales trabajaron también especialistas en ADN, antropología forense, fotografía y vídeo y laboratorio químico.
Además de los integrantes de estos equipos de Policía Científica, se contó también con la colaboración de agentes del TEDAX, automoción y guías Caninos.
Los expertos en ADN y antropología buscaron entre los restos de la explosión cualquier indicio que apuntara a la existencia de restos humanos.
Paralelamente se obtuvieron muestras de ADN de los familiares de los desaparecidos, por si, llegado el momento, la identificación de las víctimas tuviera que ser mediante este estudio.
Finalmente, según la Policía, no fue necesario el empleo de esta técnica y los dos fallecidos fueron identificados mediante reseña necrológica.
El rescate del segundo cadáver fue sumamente laborioso: los agentes de sistemas especiales de la Policía utilizaron una cámara tipo endoscopio para identificarlo, antes de que se pudiera extraer el cuerpo de entre los restos del vehículo.
Tras el rescate de las víctimas, los agentes de la Policía Científica, junto con los TEDAX y un equipo de automoción, continúan inspeccionando los restos de vehículos que se encuentran en el lugar de la explosión.
Este análisis se centra ahora en documentar todos los vehículos afectados: el número de bastidor, la matrícula y el modelo.
Los agentes han recogido más de 200 muestras del lugar de la explosión, piezas metálicas y restos de tierras.
Desde el atentado, se han inspeccionado 559 vehículos, unos 35 al día y alrededor de cincuenta agentes de las distintas unidades continúan trabajando en la T-4.
Los restos de los vehículos ya examinados han sido depositados en el aparcamiento de empleados de Aena, el P12.