Detectado el primer gato con coronavirus en España

Una gata doméstica observa por la ventana de un domicilio en plena pandemia del coronavirus.

Sinc

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Investigadores del Centro de Investigación en Sanidad Animal (CReSA) del Instituto de Investigación y Tecnología Agroalimentarias (IRTA) han detectado el primer gato infectado con el nuevo coronavirus en España. Con este, son seis los casos de gatos con SARS-CoV-2 que se han identificado hasta el momento en todo el mundo.

El gato vivía en un núcleo familiar con diferentes personas enfermas de COVID-19. “La cadena de transmisión del virus se produce de las personas hacia los gatos, y estos son las víctimas colaterales de la enfermedad en los humanos”, señala Joaquim Segalés, investigador del IRTA-CReSA y catedrático de la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB).

El científico recuerda que “la vía de transmisión predominante del COVID-19 es de humano a humano, y que la capacidad de los gatos de transmitir la enfermedad es negligible; es decir, no desempeñan un papel significativo en la epidemiología de la enfermedad”.

Debido a la amplia extensión de la enfermedad entre los humanos, “es posible que algunos animales se infecten debido al contacto estrecho con personas infectadas”, afirma Natàlia Majó, directora del CReSA y profesora de la UAB. Los estudios científicos publicados hasta ahora apuntan que los gatos son una de las especies animales sensibles a la infección por SARS-CoV-2.

También son sensibles a la patología los hurones, los visones, los hámsteres, los primates no humanos y, en menor medida, los perros. “Sin embargo, hay pocos estudios sobre la susceptibilidad de diferentes especies animales al nuevo coronavirus y sobre la dinámica de la infección en especies animales susceptibles”, comenta Majó.

Un gato con una patología grave

El animal español ingresó en un hospital veterinario porque tenía dificultades graves para respirar, una temperatura rectal de 38,2 ºC, un nivel de plaquetas muy bajo y una insuficiencia cardiaca. Se le practicó una eutanasia humanitaria. Posteriormente, el gato se derivó al CReSA, donde se le practicó una necropsia.

Este centro de investigación dispone de una Unidad de Biocontención apta para trabajar con coronavirus en condiciones de nivel 3 de bioseguridad. La necropsia mostró que el gato presentaba una cardiomiopatía hipertrófica felina, cuyo origen es generalmente genético, y que las causas del fallo cardiorrespiratorio agudo fueron un edema y una congestión y hemorragia pulmonares.

Por otra parte, los expertos detectaron material genético (ARN) del SARS-CoV-2 en muestras extraídas de la nariz y del nódulo linfático mesentérico (que drena el intestino). Sin embargo, la carga vírica era baja, y ninguna de las lesiones que presentaba el animal era compatible con una infección por el virus.

Por ello, “el hallazgo de SARS-CoV-2 en este animal fue incidental y no estuvo relacionado con la sintomatología clínica por la que se decidió eutanasiarlo”, concluye Segalés.

Proteger a las mascotas del coronavirus

Según las recomendaciones de la Organización Mundial de la Sanidad Animal (OIE), los investigadores aconsejan a las personas infectadas con el virus y con mascotas en casa que tomen medidas básicas de higiene como lavarse las manos antes y después de estar en contacto con los animales y de manipular su comida o sus coses.

También sugieren evitar besarles, dejar que los laman o compartir con ellos su comida. Si es posible, lo más recomendable es evitar el contacto directo.

A pesar de que la sintomatología del COVID-19 en los animales no es clara y la posibilidad de infección es muy baja, síntomas como la fiebre, la tos, la dificultad para respirar, los estornudos, los vómitos, la diarrea o la letargia son signos clínicos potencialmente compatibles con las infecciones por SARS-CoV-2. Los investigadores del CReSA recomiendan que, en caso de dudas, se consulte a un veterinario.

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