Feliz y próspero 2026
Alto. No se encabrone todavía. Respire. Esta columna es exactamente lo que parece y anuncia su título. Ni propaganda sanchista, ni traición a los principios de la verdadera izquierda. Sólo pretende desearles un venturoso y próspero año 2026 a todos ustedes en la manera más tradicional que puedan ustedes imaginar; sin tan siquiera hacerlo de pie como Felipe VI en su mensaje navideño.
Sean votantes de derechas que no tuvieron bastante con los cuarenta años de Franco porque no los vivieron y quieren más, o sean votante de izquierdas que se quedan en casa porque no se hacen políticas reales de izquierda y para eso mejor que gobierne el original y no la fotocopia socialista, o sean votantes nostálgicos del mito del bipartidismo mágico, o sean abstencionistas porque todos son iguales y yo voy a lo mío o no creo en los políticos porque yo soy una cantante de pop y no me gusta meterme en política. Para todas y todos, que 2026 resulte un año excepcional y para recordar.
Si buscan emociones fuertes mejor lean otra cosa. El mundo se ha convertido en una de esas clásicas escenas de las franquicias de terror situada en un lugar siniestro, mal ventilado y peor iluminado, donde todo se vuelven ruidos extraños, sombras amenazantes, ventanas y puertas que golpean de repente por el viento y ecos infernales que llegan desde un exterior aún más inhóspito.
Cuando la protagonista se queda sola, luego de ir perdiendo de vista a sus compañeros, en vez de poner pies en polvorosa como dicta el buen sentido, se pone a decirle a Joe y sus amigotes que dejen de hacer el idiota, que no tiene gracia y que ya está bien de bromas estúpidas; luego viene el saludar en voz alta y preguntar si hay alguien hay o si alguien puede escucharla y finalmente, la persecución brutal. Ya lo sabemos. No hay porque sufrir más de lo estrictamente necesario, ni ponerse a correr antes de tiempo que luego se cansa uno enseguida.
Para meterle a usted miedo pululan ahora mismo voluntarios de sobra. Que si los pensionistas se pegan la vida cañón y se levantan pensiones millonarias -Seis de cada diez cobran lo equivalente al SMI- a costa de los emprendedores que levantan España y por eso no puede usted comprase un piso. Que si las mujeres se han hecho todas de derechas y ya están listas para enfundarse los uniformes de la sección femenina, que era el feminismo bien entendido. Que si los jóvenes son tan de derechas que Franco es su bro y fundó la seguridad social y nos dio un piso a todos… Será por historias de terror. Le sobra cuál elegir.
Aquí no competimos en ese segmento. Somos de esos buenistas que nos consolamos pensando que, esa misma protagonista que parece perdida y destinada al despiece más sangriento, al final, siempre se salva y acaba con el monstruo. La política es un poco como las protagonistas de las pelis de terror. No es tan fácil de matar como parece.
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