Dime algo bueno del 2025
Este artículo no lo he escrito yo, vaya eso por delante. Se lo he dado a escribir a sesenta personas, amigas y conocidas de mi entorno, de distintas edades, condiciones y lugares, a las que hice una propuesta muy sencilla: ¿cuáles son para ti las buenas noticias de 2025? Sencilla, aunque nada fácil de responder, dijeron inicialmente todos mis interlocutores. Frente a los resúmenes informativos que estos días nos recuerdan la acumulación de desgracias que nos deja “otro año de mierda”, se trata de hacer un balance alternativo para terminar el año con un sabor de boca no tan malo, y más importante aún: acumular algo de aliento y esperanza para el próximo.
Hace unos años cogí la sana costumbre de terminar diciembre recopilando buenas noticias, pero yo solo no soy capaz. Podía pedirle a una IA que me escribiese el artículo, pero confío más en la inteligencia colectiva que en la artificial. Así que lancé la pregunta: ¿qué hubo de bueno en 2025? Sin filtros ni condiciones, valían por igual noticias grandes y pequeñas, mundiales o locales, cambios legislativos, luchas colectivas o acciones individuales, del ámbito político, social, cultural, científico o deportivo, cualquier buena noticia es bienvenida. Aquí va el otro resumen de un 2025 que no fue tan malo como creemos, también tuvo “instantes de luz” como cantaba el Robe:
La mayoría de mis interlocutores coinciden en una misma noticia al señalar lo mejor de 2025: la movilización ciudadana por Palestina y contra el genocidio de Israel. En todo el planeta y con gran presencia de gente joven, pero muy especialmente en España, donde el apoyo al pueblo palestino es mayoritario. Las protestas durante la Vuelta, la suspensión de conciertos financiados por fondos israelíes, la presión ciudadana que hizo que el gobierno tomase medidas y que TVE se retirase de Eurovisión (boicot al que se han sumado otros países y artistas), el partido de fútbol en San Mamés entre las selecciones de Euskadi y Palestina, iniciativas gubernamentales como traer a España a 247 críos enfermos y sus familias para atenderlos en España, y muchas acciones individuales para ayudar a familias palestinas, seguramente no detuvieron el genocidio, pero han contribuido a aislar a Israel, ganar apoyos para la causa palestina y devolvernos la confianza en la lucha colectiva.
También la lucha colectiva, en este caso de las familias de víctimas de la Dana y de los valencianos en general, acabó forzando la dimisión del indigno Carlos Mazón, a lo que se suma la ejemplar actuación de la jueza de Catarroja. Incluimos un hermoso proyecto de las universidades públicas valencianas para restaurar fotos familiares dañadas por la Dana.
En el ámbito internacional, la esperanza para muchos viene de la victoria de un socialista musulmán en las elecciones a la alcaldía de Nueva York, Zohran Mamdani, como posible oposición a la deriva autoritaria de Trump. Que no le dieran a este último el Nobel de la Paz puede sumarse como noticia positiva, así está el mundo. De Australia llegó un cambio que puede marcar el paso en otros países: la prohibición de redes sociales para menores de 16 años; mientras la Unión Europea mantiene la presión a las grandes tecnológicas pese a las amenazas de Trump.
Entre nosotros hubo algunos avances en defensa de la mayoría: la prórroga de la prohibición de desahucios para familias vulnerables el próximo año, la ampliación de permisos laborales por fallecimiento, la sanción millonaria a la plataforma Airbnb, las gafas gratis para menores de 16 años, las mejoras en becas para estudiantes, o el Año del Pueblo Gitano que dio visibilidad y reconocimiento a su historia y cultura. En un año en que la desigualdad de ingresos en España disminuyó a niveles previos a la pandemia, los jóvenes beben cada vez menos, y la llegada de migrantes frena nuestra crisis demográfica pese a los discursos de odio.
La ciencia siempre es garantía de buenas noticias para salvar un mal año: avances esperanzadores en el tratamiento y la cura de distintos tipos de cáncer, diabetes, VIH, Alzheimer, o las terapias génicas aplicadas en enfermedades raras, el síndrome de Down, la leucemia infantil o la sordera incurable. Anotamos aquí las becas “Juana Rienda” creadas por el CSIC, que toman su nombre de la mujer que dejó un millón de euros a la ciencia en su testamento. También hubo pasos adelante en generación de energías renovables, en España (superando los 100 GW instalados) y en otros países (en Uruguay generan ya el 99% de su electricidad), en movilidad sostenible con la nueva ley y el billete único, en la protección de la Amazonia por parte de Colombia o el abandono del proyecto Guggenheim en Urdabai, en un año en que la lluvia abundante dejó atrás la sequía, y se recuperaron las poblaciones de lince y oso pardo.
Mis contribuyentes se fijan sobre todo en lo más cercano, en todos aquellos espacios donde la ciudadanía organizada nunca falla: los vecinos de Badalona que ayudaron a los desalojados por Albiol (incluida una médico jubilada que acogió a dos migrantes en su casa), luchas de trabajadores como los del Metal en Cádiz o la plantilla de Hitachi Energy en Córdoba, la huelga universitaria en Madrid, la mayor sensibilización en accidentes laborales gracias al buen trabajo de AVAELA, espacios colectivos y resistentes como Tramallol, La Yesca o Lanomima en Sevilla, La Invisible en Málaga, Errigora en Navarra, la asociación vecinal Valdeolleros en Córdoba (premiada por la APDH), la mucha gente que nos hace la vida mejor desde todo tipo de colectivos, iniciativas populares, cocinas solidarias, voluntariado, los cada vez más fuertes sindicatos de inquilinas y quienes paran desahucios como el de Maricarmen en Madrid. Ah, y el exitoso crowdfunding de los amigos de La Marea.
Añadimos también algunas notas de cultura que nos hicieron más habitable el año: el buen año del cine español con Sirat a la cabeza, el peliculón que es la radical “Una batalla tras otra”, la nueva y brillante hornada de jóvenes escritoras, las novelas llenas de memoria de gente tan valiosa como Paqui Maqueda y Emilio Silva, el auge de clubes de lectura y el buen momento de tantas librerías, la hermandad intergeneracional surgida con la muerte de Robe, el regreso de Pulp, la primera edición de Pan y Roses en Oviedo, el reconocimiento de la Unesco al proyecto gallego Ponte Nas Ondas, la apertura de salas nuevas como La Fábrica en Barcelona, que terminasen las Atarazanas sevillanas y empezasen la nueva biblioteca de Hortaleza, la recuperación de las esculturas del Mestre Mateo expoliadas por Franco en Santiago, que una mujer esté al frente de la Universidad de Sevilla después de 500 años, los años de Ana María Matute y Carmen Martín Gaite, la compra del manuscrito de Nada por la Biblioteca Nacional, los magníficos 100 años del gran Dick Van Dyke, y hasta que George Clooney diga que no aceptará más papeles emparejado con actrices muy jóvenes, son motivos de optimismo para mis comentaristas.
Suma si quieres alegrías deportivas (la victoria de la selección femenina en la UEFA Nations League, los éxitos de la atleta María Pérez, la recuperación de la baloncestista María Conde, el regreso del Rayo a Europa, o que las selecciones nacionales muestren cada vez más la realidad plural de la población española), y por supuesto alegrías personales que en el recuento pesan tanto como las grandes noticias internacionales: el cáncer de un amigo que remite, hijos que entran en la universidad, aprueban el doctorado o sacan oposiciones, tu madre que recupera la vista tras una operación, tu pareja que decide no ocultar más sus canas, amigas que te salvan de todo tipo de precipicios, y hasta una tienda de toda la vida que sobrevive otro año sin que la reemplacen por un café de especialidades o un bazar de imanes y recuerdos turísticos. No es poca cosa.
Habrá quien vea en todo lo anterior un batiburrillo sin criterio, un revoltijo de cosas importantes con minucias, una calderilla de pequeñísimas alegrías frente a un año abundante en desgracias mayúsculas. Pues vale, pero es nuestro año, todo eso nos permitió llegar hasta aquí, y sin todo ello entraríamos rendidos en 2026. Feliz año, y si quieres, puedes aportar tus propias buenas noticias en los comentarios.
(Con la colaboración de Aitor M., Alberto M., Alberto S., Alejandro A., Alfons C., Andrés G., Ángela C., Antonio J., Beatriz S., Belén, Bruto P., Carolina O., Celia, César R., Charo, Cintia A., Clarines, Clea M., David M., Elly, Enrique, Fabio A., Hugo M., Inés M., Javier I., Javier P., José Manuel L., Juan J., Juan L., Juano D., Kas, Lidia, Lola P., Luis G., Manel M., Mari Ángeles, Maria Jesús, Marta D., Mercedes P., Miguel C., Mikel I., Nati, Naza S., Olga E., Pablo G., Pablo M., Paco F., Paco G., Paqui M., Patricio H., Paula F., Patricia O., Pilar A., Rafa S., Santi F., Sindo L., Susana, Teresa R. y Valle. Gracias, gracias, gracias).
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