Espacio de opinión de Canarias Ahora
La huelga histórica del sector turístico en Canarias
CCOO convocó una valiente huelga del sector turístico durante dos días en la Semana Santa (17 y 18 de abril), en un momento donde las grandes empresas del sector están recibiendo beneficios récords. La huelga tenía dificultades objetivas no menores: un sector atomizado con escasos salarios, un Gobierno de Canarias (CC-PP) totalmente entregado a la patronal, unos barones de la prensa a sueldo del Gobierno y de la patronal hotelera, y la penetración patronal en algunos sindicatos que no merecen tal nombre. Parecía imposible, pero se hizo.
Los trabajadores y trabajadoras del sector, hartos de las malas condiciones laborales, bajos salarios que impiden vivir con dignidad y más en un panorama de subida brutal de los alquileres, de las enfermedades profesionales no reconocidas (como las que afectan a las Kellys), han dicho basta y han apoyado una importante huelga en un sector históricamente dividido y desmovilizado. Los datos avalan este sentir de los y las trabajadoras ya que el 39% de los trabajadores de Canarias cobra menos del SMI (2023), el 24,6% de la población está bajo el umbral de pobreza, agravado por la cesta de la compra más cara por renta por habitante (según la OCU), y un crecimiento exponencial del coste del alquiler y de la vivienda.
No por nada, Canarias es la primera Comunidad Autónoma más desigual de España (según el coeficiente GINI y S80/20); además, estamos a la cola o en los últimos puestos en los servicios públicos. Canarias es un alumno aventajado del neoliberalismo que se condensa en la siguiente máxima: “Un Estado mínimo en lo social, un Estado máximo para la Patronal”. Unos servicios públicos en pésimo estado y con una fuerte penetración del sector privado, y grandes beneficios fiscales, subvenciones, ayudas, etcétera, a las grandes empresas y a las grandes riquezas. Un claro Gobierno de clase.
Algo está cambiando en Canarias. Desde el movimiento del 20 de abril se han abierto potencialidades en nuestra tierra para poner en cuestión un modelo económico beneficioso a las élites, que castiga a la mayoría de la población en Canarias, un modelo turístico depredador en lo territorial, de bajos salarios y desastroso en lo ecológico, y un Estado al servicio de dichas élites y grandes empresas.
En este contexto se produjo la convocatoria de la huelga en el sector organizada por CCOO. En Gran Canaria, donde hay un mejor convenio, la patronal, tras unos primeros forcejeos, se avino a negociar y se logró un buen acuerdo, mientras que en Tenerife, la patronal, más conservadora si cabe, decidió lanzar un órdago a las secciones sindicales y acabaron desembocando en una huelga capitaneada por CCOO y Sindicatos de Base con un seguimiento del 70%. En Gran Canaria se ha saldado con un buen acuerdo, ya que se ha logrado una subida salarial del 10% en un periodo de nueve meses, la implantación de camas elevables, la eliminación de turnos partidos a partir de 2026 y otros beneficios y derechos conquistados. Esto demuestra que la acción colectiva sirve.
Llama la atención que el Gobierno de Canarias declarase al sector turístico como un “servicio esencial”, imponiendo servicios mínimos entre el 15% al 25% . Para ello utilizó de manera torticera una ley preconstitucional de 1977, considerando servicio esencial el turismo como si tuviese la misma importancia como servicio esencial que la Sanidad o los transportes públicos. Esto demuestra la connivencia de Coalición Canaria y el Partido Popular con los intereses empresariales en Canarias. La línea entre dónde acaba el Estado y empieza el sector privado es muy difusa.
El éxito de estas movilizaciones animan cada día a más trabajadores y trabajadoras a exigir sus justas demandas, a soñar con que pueden vivir en esta tierra dignamente. Porque esta tierra no es propiedad de las empresas hoteleras, ni de los empresarios que se aprovechan del presupuesto público, ni de aquellos políticos de derechas que viven de espaldas a la ciudadanía. Esta tierra pertenece a la Canarias real, a aquella que vive de su trabajo, no a esa Canarias oficial que medios de comunicación, creadores de opinión, y élites políticas y económicas dibujan y se apropian.
Hay que seguir empujando y luchando. Esta huelga lo ha demostrado, luchar merece la pena.
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