Joven asesinado en capital grancanaria ingresó cadáver en el hospital tras recibir dos patadas en la cabeza

El fiscal ratifica su pena de 18 años de cárcel para los 3 acusados

Los forenses atribuyen los golpes a dos agresores

LAS PALMAS DE GRAN CANARIA, 7 (EUROPA PRESS)

Iván Robaina, el joven de 19 años que falleció asesinado en la madrugada del 7 de diciembre de 2008 en una zona de ocio en Las Palmas de Gran Canaria ingresó cadáver en el Hospital Universitario de la isla Doctor Negrín, tras recibir dos patadas “muy simultáneas” y “de gran intensidad” en la parte posterior del cráneo y en la mandíbula con fractura de dos vértebras cervicales.

Así lo manifestaron este jueves el doctor del citado centro y el primero que atendió a la víctima, Valencia Gallardo, y los médicos forenses María José Meilán y Enrique Zaragoza, quien aseguró que en la citada lesión mortal intervinieron dos agresores y consideró “menos probable” que el autor de los dos golpes fuera “sólo una persona”.

Tras la prueba pericial en la cuarta sesión del juicio que se celebra en la Sección Primera de la Audiencia Provincial de Las Palmas con Tribunal de Jurado, el fiscal Demetrio Pintado ratificó su solicitud de pena de 18 años de cárcel para Acaymo A.S.T., de 20 años de edad y Benjamín G.A., de 24 años, como presuntos autores de un delito de asesinato y para el tercero, Oliverio H.G., de 29 años de edad, como cooperador necesario, además de una indemnización conjunta y solidaria de 150.000 euros para los familiares de la víctima.

LA DEFENSA DE OLIVERIO PIDE UNA MULTA DE UN MES

Por su parte, la acusación particular, José María Palomino y Gloria Ribero --tía del fallecido--, reclama 20 años de prisión para cada uno de los tres procesados --todos ellos con antecedentes penales-- y modifica su escrito de conclusiones al considerar a Oliverio responsable también en calidad de inductor, al igual que reclama 200.000 euros de indemnización.

La defensa de Oliverio, formada por Paloma Ortiz e Israel Godoy, pidió la libre absolución y, subsidiariamente, en caso de que sea declarado culpable de propinar una patada en el muslo que hizo que Iván Robaina se desplomara al suelo, se le imponga la “pena mínima de multa de un mes”.

La defensa de Acaymo, Josefina Cruz, pide su libre absolución, mientras que la letrada de Benjamín, Verónia Calvo, plantea desde un año y medio a dos años de prisión por un presunto delito de lesiones o cuatro años de cárcel por un supuesto delito de lesiones y de homicidio imprudente.

“LO INTENTAMOS TODO”

“Lo intentamos todo, pero no se pudo hacer nada para salvarle”, aseguró el doctor Valencia Gallardo, que atendió a Iván Robaina cuando llegó a la Unidad de Críticos del referido hospital a las 04.50 horas del día 7 de diciembre de 2008, después de practicársele maniobras de reanimación avanzadas en la ambulancia medicalizada que se desplazó hasta la calle Franchy y Roca, donde tuvieron lugar los hechos.

Según el profesional, la víctima “llegó muerto al hospital y no se recuperó”. Destacó que se comprobaron en el chico “livideces generalizadas y ausencia de actividad electromecánica cardíaca, signos de muerte ciertos”.

En el mismo sentido se expresó la perito María José Meilán, que recordó que “el parte del hospital” indica que Robaina “ingresó cadáver, pero continuaron con maniobras de reanimación a la desesperada”, por tratarse de un chico joven.

Asimismo, Meilán tildó de “ciencia ficción” afirmar que las maniobras de reanimación produjeron el óbito, un hecho “sumamente improbable”, según el médico forense Enrique Zaragoza. “No intubar a un paciente con una parada cardiorrespiratoria sí puede producir no reanimarlo nunca”, apostilló la mujer.

SEIS LESIONES

Zaragoza detalló “seis lesiones” detectadas al efectuar la autopsia a la víctima: fractura en las cervicales (en las vértebras atlas y axis), hematoma en la zona parietal derecha, hematoma a nivel medial lateral del muslo derecho y otro en el izquierdo, hematoma en el codo derecho y en la zona derecha de la mandíbula.

El especialista subrayó que la lesión mortal fue la luxación cervical y “apostaría porque el primer golpe recibido fuera en la mandíbula cuando el chico intentaba levantarse”. En todo caso, matizó que ambos golpes fueron de “gran intensidad”, por lo que estima que “más de una persona interviene en este tipo de lesión”.

De hecho, señaló que “la patada en la parte posterior del cráneo fue desde atrás y en la mandíbula desde delante de manera oblicua”, ambos golpes “se coadyuvan para ocasionar la muerte”.

Agregó que el fallecido, de 1,76 metros de altura y aproximadamente 80 kilos de peso, recibió dos patadas en los muslos “lo suficientemente fuertes para tirarle”. El hematoma en el codo coincide con que Iván Robaina intentara levantarse del suelo.

Igualmente, hizo especial hincapié en que en el cuerpo de la víctima “no hay evidencia de signos de defensa” y que “difícilmente el golpe en la cabeza se produjera por una caída”.

ANÁLISIS DE LAS ZAPATILLAS

Zaragoza desvelo que en el difunto “ninguno de los hematomas presenta el objeto con el que se produjo”, por lo que no se descarta que correspondieran los golpes con las zapatillas de deporte de dos de los acusados, a quienes inculpan testigos de la agresión.

Si bien las zapatillas de Acaymo y Benjamín no tenían restos de sangre, según la Policía Científica, los agentes reconocieron desconocer si “en el momento del impacto se produjo sangre o no”. Además, confirmaron que el perfil de Oliverio no aparece en ninguna de las muestras analizadas.

NO FUE ARREBATO NI ESTABAN INTOXICADOS

En relación al examen para constatar una posible minusvalía del 72 por ciento en Acaymo A.S.T., la forense Meilán informó de que en el reconocimiento se comprobó que el procesado no sufría “una patología psiquiátrica, sino dermatológica, al padecer la enfermedad de isquiosis (piel de pescado), sin ningún trastorno psicológico asociado”. Además, consumía alcohol y hachís “en dosis muy bajas, por lo que no era abuso ni dependencia”.

Respecto al consumo de canabis por Benjamín G.A., dijo que no se ha podido demostrar que estuviera intoxicado en el momento del suceso. Por ello, expresó que “no hay dato objetivo” que afectara las facultades de los tres acusados, de manera que negó arrebato u obcecación, intoxicación plena o semiplena y trastorno psicológico.

EXPERTO BUSCADO “POR INTERNET”

Durante la práctica de la prueba pericial, momento en el que se ausentó Gloria Robaina, tía de la víctima y letrada también de la acusación particular, compareció también por videoconferencia desde Valencia el especialista en neurocirugía Juan Sales Llopis, a petición de la defensa de Benjamín, Verónica Calvo.

Sin embargo, este médico admitió desconocer el caso que se estaba abordando y explicó que se pusieron en contacto con él tras ver un artículo suyo publicado en Internet en 2007 sobre la fractura de odontoide. Reconoció no haber recibido el informe de la autopsia de Iván Robaina y confesó no estar en condiciones de emitir su valoración al respecto “con rigor científico”.

“No me consideraría el más capacitado para hablar de fracturas vertebrales. No soy una referencia”, apuntó el neurocirujano, que, no obstante, planteó que “la fractura de odontoide puede provocar la muerte”.

En el transcurso del juicio se vivieron momentos de tensión, especialmente cuando las imágenes de la autopsia de Iván Robaina fueron mostrada al tribunal del jurado y una de sus integrantes lloró.

El fiscal, la acusación particular y las defensas elevaron sus peticiones respecto a los procesados y expondrán este viernes (09.30 horas) sus informes del juicio para el posterior veredicto del jurado en los próximos días.

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