Ani mide sus tiempos

Federico Echanove / Federico Echanove

Es tan afable como orgullosa y al reencontrarse a la vuelta del verano en el patio de cuadrillas del Congreso con quien esto escribe se enfada cordialmente porque cree que en el reportaje que sobre la trayectoria de Coalición Canaria en Madrid publicó el Semanal de CANARIAS AHORA hace unos meses no fue suficientemente valorado su trabajo en el Palacio de la Carrera de San Jerónimo desde que en junio de 2007 se convirtiera en la voz canaria en Madrid sustituyendo a.....Paulino Rivero.

Y es que desde que este este martes Ricardo Melchior destapase la caja de los truenos todas las miradas se han vuelto a posar en ella. Pero Ani Oramas ha seguido como si tal cosa, midiendo sus tiempos y dejando claro ante los periodistas que ella no se va a sumar por ahora a un debate que, según dice, todavía no toca. Aunque se sepa que las heridas del último Congreso de CC están lejos de haber cicatrizado del todo. Aunque haya sonado, suene y seguirá sonando como la alternativa más sólida al político de El Sauzal. Aunque también se sepa que, con toda probabilidad, optará a dicha candidatura cuando el año que viene los nacionalistas deban decidir su cartel electoral para las elecciones autonómicas de 2015.

“Quién sabe lo que puede pasar dentro de un año”, insiste una y otra vez echando balones fuera antes de intervenir en el debate de la Ley de Transparencia. “Decidiremos lo mejor para el partido, pero ahora hablar de quién va a ser el candidato no es lo que toca, sino trabajar cada uno allá donde estemos”. Y es que Ani sabe perfectamente que si se quiere progresar en política es mucho mejor que los demás hablen de ti que autopostularse y quemarse, sobre todo cuando uno no lo necesita y es el aparato del partido en Tenerife, en cuya dirección insular es vicepresidenta, quien ya se ocupa internamente de esa labor.

Porque los respaldos tinerfeños, amalgamados por la inquina de la ATI profunda hacia Paulino y los reproches que se le efectúan por gobernar de un modo demasiado personalista son variopintos: están con Ani viejos dinosaurios como Melchior o Manuel Hermoso, pero también la savia más nueva que ha ido tomando el relevo en las instituciones como Fernando Clavijo o Carlos Alonso. Pero lo que quiera que haga Ani, si es que lo hace, lo hará calladamente. Hasta que llegue el momento de dar públicamente el paso al frente. De hecho, su trabajada carrera política se ha basado en la discreción y, desde los tiempos en que Manuel Hermoso comenzó a promocionarla al ver en ella una mujer inteligente, trabajadora y disciplinada ha tenido muy claro que el que se mueve a destiempo corre el riesgo de no salir en la foto.

Y es que Ana María Oramas González- Moro (Santa Cruz de Tenerife, 1959), la mayor de diez hermanos de una familia bien de Tenerife de gran tradición monárquica -un tío suyo fue durante la Dictadura de Franco el hombre de Don Juan de Borbón en la Isla- lleva prácticamente toda su vida en política. En su juventud, de la mano de Manuel Hermoso, y antes de que éste fundara ATI tras la disolución de la UCD, militó en las Juventudes de dicho partido. Las presidía a nivel nacional un tal Javier Arenas que después en el Partido Popular ha sido casi todo menos presidente del Gobierno. Y, según ha contado alguna vez Ani luego entre risas, a sus 18 añtos incluso fueron pareja de baile en algún festejo celebrado con motivo de algún viaje del sevillano a Canarias.

Tras estudiar Económicas en La Laguna y dirigir la Sociedad de Garantías Recíprocas de Tenerife, Oramas fue, una vez puesto en marcha por Manuel Hermoso el invento de ATI, concejal encargada del Carnavales. Después, también sería en aquel Gobierno del Pacto de Hormigón entre ATI y el PSOE (1991-93) que presidió Jerónimo Saavedra viceconsejera de Administraciones Públicas encargándose, entre otros asuntos, de las relaciones con las entidades canarias en el exterior. Y resulta curioso constatar en las hemerotecas y en los propios recuerdos cómo en aquella época su figura se vinculaba políticamente bastante con la de Miguel Zerolo, ya que ambos eran dos cachorros de Hermoso, jóvenes y sobradamente preparados, aunque sus trayectorias no ya políticas, sino ncluso vitales hayan seguido después direcciones totalmente divergentes.

Eso sí, sin llegar a los extremos de Zerolo, el paso de Ani por la alcaldía de La Laguna, a la que llega en 1999 tras pactar con el PP, no estuvo exento de polémicas y notorios fueron algunos de sus enfrentamientos verbales con la oposición, quizá por ser persona de mucho carácter, aunque también atesore una gran espontaneidad. Ese curioso y cercano impulso que, después, también en el Congreso ha exhibido en más de una ocasión, tanto en su trato con la prensa como en las tareas parlamentarias, y que desde el primer momento dio que hablar. Porque si por lo que ocupó más espacio en los medios peninsulares, ya en la etapa final de Gobierno del PSOE, fue por su tierna despedida a Zapatero, deseándole que pueda atender mejor a sus hijas, también deben recordarse los desplantes que en aquella etapa prodigó a algún ministro en las menos difundidas comparecencias en Comisión. Y si no que se lo digan a César Antonio Molina -efímero titular de la cartera de Cultura- a quien llegó a dejar plantado un jueves, y con él a todos los demás miembros de la Comisión, que se quedaron a cuadros, diciéndole que ella no se había quedado aquella tarde en Madrid para que no le contestase a nada y que se iba corriendo al aeropuerto porque aún estaba a tiempo de no perder el vuelo de regreso a Tenerife.

No obstante, y pese a lo que pudiera deducirse erróneamente de alguna de estas anécdotas, Ana Oramas es particularmente activa en el Congreso y en los años de Gobierno de Zapatero ha batido los records del grupo en cuanto a iniciativas parlamentarias. Eran aquellos, además, días en que Coalición Canaria era bastante influyente, siendo sus dos escaños cotidianamente decisivos para salvar al PSOE. Y las relaciones con la vicepresidenta Fernández de la Vega eran muy fluidas aunque con Paulino Rivero aparecieron progresivamente cada vez más desavenencias y se fueron enfriando

Además, y desde entonces, Oramas se ha relacionado mucho con los medios de comunicación, participando en numerosas tertulias y utilizando con profusión las redes sociales, y realizando, pese a sus orígenes políticos y familiares conservadores, algunos guiños a la izquierda, como los derivados de su colaboración con el diario digital Huffington Post. Eso sí, nada que ver, según confesión propia, con la frenética actividad que desarrollaba como alcaldesa de La Laguna, que apenas le permitía contar con vida familiar.

Y es que, casada desde 1992 con el abogado Pablo Nieto -que desempeña el cargo de gerente en la empresa pública Visocan- y madre de una hija que durante su paso por la Carrera de San Jerónimo ha pasado de niña a mujer, Oramas confiesa que ha sido en estos años cuando ha podido disfrutar algo más a su vida privada y de sus aficiones, como la lectura.

Quién sabe por cuánto tiempo más podrá seguir haciéndolo, ya que la política es como un tigre desbocado del que, aunque veces conceda algún respiro, cuesta mucho bajarse una vez que te has subido en sus lomos. De momento, Ani mide sus tiempos.

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