Los halcones del aeropuerto de Mazo no se irán al paro

Aeropuertos Españoles y Navegación Aérea (AENA) dedicará durante un año un total de 88.000 euros para mantener el actual servicio que presta un grupo de élite formado por seis halcones que desde 2008 tiene encomendada la misión de controlar la invasión de otras especies voladoras en el recinto aeroportuario de Mazo que puedan provocar riesgos en las operaciones. Precisamente, la ubicación de esta infraestructura entre una zona de nidificación de gaviotas, al sur, y un vertedero de residuos urbanos, a pocos kilómetros al norte, hace que se encuentre en la ruta de estas aves cuando se desplazan a buscar alimento.

Es ahí cuando entran en escena un muy bien adiestrado grupo de seis halcones que son especialistas es desviar la ruta de los que consideran invasores de su propio territorio. “Desde un principio vimos necesario, para garantizar la seguridad aérea, la existencia de un control de fauna que permita identificar aves en vuelo que estén cruzando la zona aérea del aeropuerto y que puedan suponer un elevado riesgo de accidente por colisión”. Además, los halcones también realizan otros controles de vigilancia para detectar diferentes especies intrusas como perros o gatos. El servicio de control de fauna, conocido como halconera, comenzó a funcionar en La Palma en 2008 y de forma paralela se ha convertido también en uno de los principales atractivos para las visitas que recibe el aeropuerto de colegios y otros grupos organizados. Ahora la intención de AENA es mantener el servicio durante un año más, prorrogable por otros dos.

Derecho a huelga

La empresa que resulte adjudicataria deberá realizar controles mensuales sobre los movimientos de las aves en este entorno y localizar los posibles puntos de atracción tales como vertederos, explotaciones agrícolas, zonas de encharcamientos o de refugio y aportar soluciones para cada uno de los casos.

Además, debe comprometerse a mantener a las aves en continuo entrenamiento para realizar de forma implacable estas labores aunque no se descarta que se utilicen otros métodos para conseguir la seguridad de las operaciones aéreas que en cualquier caso se advierte que sólo pueden ser complementarias.

El entrenamiento comienza haciendo que las aves realicen lo que se llama un vuelo de marcaje, o lo que es lo mismo que estas especies aprendan a considerar que el aeropuerto es su territorio y que por lo tanto el paso de cualquier otro ejemplar de una raza diferente lo consideren una intolerable intromisión que debe ser respondida con contundencia y sin mayores contemplaciones. Entre los datos más curiosos del expediente se encuentra, por ejemplo, que los halcones y sus cuidadores también tendrán derecho a huelga, convenientemente notificada. Eso sí.

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