'Kichi' y Monedero zanjan con un abrazo en Gran Canaria la polémica por el chalé
- La polémica concluyó con una consulta a las bases en la que el 68% refrendó que ambos líderes de la formación morada debían continuar en sus cargos
El alcalde de Cádiz, José María González 'Kichi' y el cofundador de Podemos Juan Carlos Monedero, han sellado la paz este sábado en Las Palmas de Gran Canaria con un abrazo tras la polémica que ambos protagonizaron a cuenta del chalé que compraron los líderes de la formación Irene Montero y Pablo Iglesias por 600.000 euros.
El pasado mes de mayo, el alcalde de Cádiz llegó a escribir una carta abierta en el Diario de Cádiz dirigida a Juan Carlos Monedero en la que aseguró: “La gente está dispuesta a perdonarnos por casi todo, pero no por equivocarnos de bando”.
Lo hizo después de que Monedero acusara a la corriente Anticapitalistas de intentar “crecer posiciones” y advirtiera de que las personas que forman parte de este sector de Podemos se equivocaban en el análisis que estaban haciendo de la compra.
Una polémica por la que los líderes de la formación morada decidieron someterse a la votación de las bases para comprobar si debían permanecer en sus cargos o dimitir si consideraban que la compra de esta vivienda era incoherente. Finalmente, fueron respaldados por el 68% de los votos.
El abrazo entre Kichi y Monedero generó gran espectación este sábado durante un encuentro organizado por Podemos Canarias, bajo el lema Activando 2019, con el objetivo de formar a las bases de cara a las próximas elecciones.
En esta iniciativa intervinieron además Teresa Rodríguez, líder de la formación morada en Andalucía; Lola Sánchez, eurodiputada; Alberto Rodríguez, diputado del Grupo Parlamentario Confederal de Unidos Podemos-En Comú Podem-En Marea por la provincia de Santa Cruz de Tenerife, entre otros.
Al grito de “que se besen”, los asistentes a este acto, que se celebró en la plaza del Pilar de Las Palmas de Gran Canaria (un símbolo especial para la formación morada), aplaieron el gesto entre ambos dirigentes, que dieron así por zanjadas sus diferencias.