Análisis
Una mañana casi rosa en el Congreso

La diputada de CC, Cristina Valido, en el Congreso de los Diputados.

José María Noguerol

17 de agosto de 2023 18:22 h

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Periodistas de larga experiencia en el Congreso, especialmente uno, me habían vaticinado una jornada tensa. Y para empezarla bien “te vas en guagua, no pienso llevarte en mi coche.” Y eso que iba al mismo sitio, ella a trabajar incluso. “Te bajas en Benavente tempranito y paseas hasta Cedaceros”. Órdenes cumplidas, a las 9 ya estaba en el Congreso. Busqué inútilmente algún ectoplasma para invitarle a un cortadito, pero no acudió ninguno. José Carlos Mauricio no repercute todavía en tal estado, y esperemos que tarde muchos años en hacerlo, pero por aquí todavía se recuerda lo que escribió un insigne diputado canario, Fernando Sagaseta, manifestando que le gustaría morirse después que él solo para saber lo que Mauricio tenía por cerebro o en el lugar que este suele ocupar en los seres humanos. (Al político de Vegueta también aluden con “humore” en sus textos memorialísticos, Santiago Carrillo y Marcelino Camacho: ambos le conocieron muy bien) Mauricio inauguró lo que hoy podemos llamar el estilo Coalición Canaria (CC) a la hora de pactar, definir posiciones o ponerse colorado. Daba igual que hubiera guerra en Irak, petróleo en Galicia o militares españoles muertos en aviones de dudosa contratación. Todo es posible.

“Tú te encargas de los de izquierda de Gran Canaria, yo de los de derechas de Tenerife y nos hacemos con el poder en Canarias” dicen que le dijo a Román Rodríguez en 2003, en la mansión en San Mateo de un conocido empresario de Gran Canaria que hacía de mediador. Fue poco antes de la primera explosión descontrolada de CC. La segunda fue en 2005, con una gran escisión convertida en partido, Nueva Canarias (NC). Pero ahí siguen, enarbolando su imprescindibilidad con una sola diputada, Cristina Valido, que ayer supo esconderse en la contradicción en un estilo más mauriciano que nunca, con una propuesta de Clavijo dos días antes por una presidencia del Congreso para el PNV, (Clavijo en La Vanguardia) y votando a la candidata del PP.

En realidad, son coherentes: gobiernan en Canarias con los populares, la segunda y tercera listas más votadas, ya sabemos dónde quedó la primera. Y seguirán por ese derrotero que se apunta como el de los que no van a gobernar. Lo explicó Valido en una tardía comparecencia ante los medios: “Votar a Gamarra está en línea con la defensa de los intereses de Canarias”. Y nos quedamos tan tranquilos porque ya eran casi las cuatro. Había inaugurado la mañana Gabriel Rufián, declarando –más bien reiterando- el apoyo de ERC a una presidencia socialista del Congreso merced a tres conquistas “sudadas” al decir del republicano: el uso del catalán y las otras lenguas oficiales en los plenos del Congreso, y en la administración general del Estado, y en Europa (y quizás en los grandes expresos europeos, que también hace falta); una comisión de investigación sobre el caso Pegasus (algunos se miraron y pensaron ¿y eso qué es?); y por último, seguir con el proceso de desjudicialización del conflicto político catalán iniciado hace ya cuatro años por ERC y solo por ERC, y la utilización para ello de “todas las herramientas legales posibles y necesarias.” Rufián se despide diciendo que esto no tiene nada que ver con la investidura, ¡faltaría más! Y que “esta noche ha sido larga de todas formas.”

A partir de ahí, se inició el proceso de constitución de la cámara que regaló una primera sorpresa: Francina Armengol presidenta del Congreso en primera votación y por mayoría absoluta, 178 votos. Vox, sus 33, muy enfadados –como Abascal dramatizó ante los medios- y 139 para Gamarra, candidata del PP, 137 propios uno de UPN y otro de CC en defensa de los intereses de Canarias (“la agenda canaria” que el PP se ha comprometido a cumplir según aclaró la diputada Valido.)

 Y en estas empezamos la vida en rosa de la mañana. Porque ganar la presidencia del Congreso con 178 votos a la primera no es baladí. Aunque todos los grupos que conformaron ese apoyo a Armengol insistieron en que esto era una cosa, la mesa, y otra cosa la investidura, las tensiones ambientales no se veían por ningún sitio. A la vista del resultado, todo parecía bien pactado desde hace días. Y las condiciones para el pacto, por parte de los grupos catalanes, no han sido ni insólitas ni sorprendentes.

“Esto es un hecho. Se ha hecho historia” dijo la portavoz de Junts en relación al uso de las lenguas. Yolanda Díaz había hecho antes una breve declaración en el patio, con calor y mal sonido, acompañada de su recién estrenada portavoz: muchos “biquiños” y poco “mais.”

En la misma línea, Aitor Esteban del PNV, con la retórica prudente que le define, y la portavoz de Bildu que como todos los diputados de esa formación solo pide a gritos cariño a pesar de los pesares. “Con la responsabilidad y la discreción que nos caracterizan, de todo se puede hablar” dijo. Casi igual Néstor Rego, del BNG, en el aniversario del fusilamiento del galleguista Alexandre Bóveda, asesinado por los golpistas en 1936, que Rego recordó en pacífica actitud. El incendio de Tenerife abrió la intervención de la diputada de CC, el cual ya había sido mencionado por la recién estrenada presidenta. Con lo cual, se habló catalán, mucho, euskera, también, galego, y por supuesto, canario, que no es lengua pero sí habla. Estoy seguro que la diputada canaria hablará mucho y bien en esta legislatura que se inicia, pero seguramente no volviendo a votar al PP.

La gran peculiaridad de CC y del nacionalismo canario presente en el Congreso, es la habilidad para estar en el filo de la navaja que a veces les lleva a tener un inesperado, efímero y absurdo protagonismo mediático. Ocurrió con el diputado de NC cuando le arrancó a Mariano Rajoy el 75% de la bonificación aérea para residentes. También se tambaleó muchas veces Ana Oramas en el disputado voto 176, gran experta en filos, y parece que esa también va a ser la voluntad de Cristina Valido, pero con los 178 votos del bloque llamémosle progresista, ni filo ni navaja.

Se decía hoy que la que sea, será una legislatura muy difícil y que pocas leyes saldrán adelante. También comentaba un veterano socialista, que lo que hace falta es cumplir y desarrollar las más de doscientas que se han aprobado en esta. No sé. Cuando todo parece muy difícil, las cosas se despejan. Después de cuatro años de deslegitimación del gobierno desde el primer día, las heridas y los daños parecen cauterizados: ya no desgasta Bildu, menos los indepes, hasta se habla de una posible ley de amnistía circunstancial que cabría en la constitución

El otro fet históric que diría Nogueras, la portavoz de Junts, es que Vox no está en la mesa, con la consiguiente pérdida de influencia que ello supone. De la constitución de los grupos catalanes no se habló pero se dio por hecha.

¿Era para tanto? Todas las personas parecían cansadas, con ganas de volver a un receso estival en lo que queda de agosto. Yo volví a la plaza Benavente. Cuando regresé, me preguntaron, y solo supe contestar lo que dijo Zazie al final de la novela de Raymon Queneau “Zazie en el metro”: he envejecido.

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