OUA y Canarias: 40 años después

La ultraderecha española puso el grito en el cielo por el interés de OUA en la descolonización de Canarias.

Enrique Bethencourt

Las Palmas de Gran Canaria —

Canarias es hoy, en la segunda década del siglo XXI, una comunidad autónoma que dispone de instituciones autonómicas, Parlamento y Gobierno, desde el año 1983; y que cuenta con un elevado grado competencial, similar a las de las denominadas nacionalidades históricas. Su Estatuto, aprobado en el 82, se encuentra ahora en el Congreso de los Diputados para abordar su segunda reforma (la primera se llevó a cabo en 1996, reconociendo nuestra condición de nacionalidad), ampliando competencias e incorporando al texto una serie de derechos ciudadanos, así como la posibilidad de disolver el Parlamento y convocar elecciones autonómicas.

Nuestra Comunidad tiene, asimismo, un Régimen Económico y Fiscal (REF) que le diferencia claramente del resto de las comunidades, aunque fuera de las Islas se suele hablar solo de las especificidades fiscales y económicas vascas y navarras. Un REF con su parte fiscal ya renovada y que afronta en esta etapa las modificaciones en su texto económico, el que incluye aspectos como ayudas al transporte de personas y mercancías, apoyo a los distintos sectores económicos o elementos tan trascendentales como el desarrollo de las energías renovables.

Y Canarias cuenta, también, con el reconocido estatuto de Región Ultraperiférica (RUP) de la Unión Europea, junto con otras regiones de Francia y Portugal. Lo que le posibilita que cuente con políticas específicas permanentes en función de su lejanía al continente europeo y los hándicap que ello origina.

Obstáculos

De eso y otras cosas -los obstáculos para la reforma del sistema electoral canario, los dislates de la radiotelevisión autonómica o el voto parlamentario secreto que no lo es, así como del intercambio de estampas en los órganos que emanan del Parlamento- hablan hoy los medios de comunicación del Archipiélago. De soberanismo o del derecho a decidir, casi nunca.

Aunque el nacionalismo ha estado muy presente en la historia reciente de la Comunidad Canaria, y una formación de ese espacio, Coalición Canaria, lleva gobernando ininterrumpidamente desde el año 1993 (sola o con gobiernos de coalición con PP o PSOE), el independentismo cuenta con una escasa base social y electoral. Las formaciones que lo defienden o no concurren a los comicios o suelen sacar resultados insignificantes. Nada que ver con lo que sucede en Cataluña o en Euskadi.

La temática de la agenda mediática ha cambiado sustancialmente. Hace justamente cuatro décadas periódicos, radios y televisiones -Internet ni estaba ni se le esperaba- dedicaban buena parte de sus espacios a informar y debatir sobre la africanidad o no de las Islas y a la posible apertura de un proceso descolonizador, similar al que pocos años antes habían emprendido numerosos países africanos.

Internacional

Justamente en el mes de febrero de 1978, hace cuarenta años, el Comité de Liberación de la Organización para la Unidad Africana (OUA) confirmaba su apoyo al Movimiento para la Autodeterminación y la Independencia del Archipiélago Canario (MPAIAC), la formación dirigida por Antonio Cubillo. Esta, con escaso peso político y social en el Archipiélago, logra que la cuestión canaria tenga una enorme relevancia internacional, aprovechando el papel de Argelia y la circunstancias de la guerra fría entre los dos grandes bloques, el estadounidense y el soviético.

Asimismo, en esa misma fecha la OUA intenta forzar una visita de una delegación de la organización a las islas para comprobar sobre el terreno las auténticas demandas descolonizadoras. Visita que tardaría unos años en llevarse a cabo.

El Gobierno de España, entonces en manos de la UCD y presidido por Adolfo Suárez, reacciona rechazando las injerencias en su integridad y soberanía nacional. Culpa a Argelia de la situación, cosa que desmiente Fernando Morán, que más tarde sería el primer ministro de Exteriores de Felipe González, quien apunta a la necesidad de resolver el contencioso abierto tras la chapucera descolonización del Sahara y, de manera, especial, al desarrollo autonómico que posibilite la mejora de las condiciones de vida del Archipiélago, entonces una comunidad con un enorme retraso económico y social.

Temores

Pese a los temores de la metrópoli en torno a la penetración de las ideas independentistas en las Islas, los comicios de junio de 1977, apenas ocho meses antes de la citada resolución de la OUA habían sido concluyentes sobre como andaba el patio político insular. Repasando sus resultados es aplastante la victoria de las fuerzas de carácter estatalistas y, especialmente, de la derecha.

En ellos, la gubernamental UCD obtiene casi el 60% de las papeletas en el conjunto del Archipiélago -su mejor resultado en el conjunto del Estado-, muy por delante del PSOE, casi el 17%, y de la AP de los exministros franquistas, con el 8%. Los de Suárez consiguieron 10 escaños por 3 de los socialistas canarios.

Solo en la circunscripción de Las Palmas se presenta en esos comicios una coalición electoral que se define como autodeterminista, con sectores independentistas y otros que no lo son en modo alguno. Se trata de Pueblo Canario Unido (PCU), con el abogado Carlos Suárez, el látigo negro, en el número 1 de la plancha electoral, y Fernando Sagaseta en el dos. Es la base de lo que luego sería la mucho más relevante -social, electoral e institucionalmente- UPC (Unión del Pueblo Canario).

PCU logra en esas primeras generales tras la dictadura un modesto, aunque sorprendente apoyo, de 17.717 votos, el 6,25% de los sufragios, centrados especialmente en la capital grancanaria, donde logran 14.141 votos, el 79.82% del total de papeletas. Situándose, por tanto, a unas 20.000 de la posible obtención de un escaño.

En esas elecciones, la UCD, con el 66% de sufragios, le sacaría en la circunscripción de las islas orientales nada menos que 52 puntos porcentuales al PSOE.

Poco después, en junio, la OUA se pronuncia a favor de la africanidad de las Islas y, consecuentemente, decide que debe procederse a su descolonización. Dos meses antes, en abril, sicarios al servicio del Ministerio del Interior de España intentaron acabar con la vida de Cubillo en el portal de su casa en Argel. Las cuchilladas le dejaron al borde de la muerte y aunque sobrevivió, perdió la movilidad de sus piernas.

Fue el principio del fin de un MPAIAC debilitado y descabezado, aunque fruto de su trabajo en el ámbito internacional en 1981 visitaría las Islas una delegación de la OUA, presidida por su secretario general, Edem Kodjo, quien se reuniría en junio con los partidos políticos e instituciones en Tenerife y en Gran Canaria.

Nairobi

Al final, fruto de la guerra sucia, de la intensa actividad diplomática de España y, dicen, de numerosos favores económicos a destacados líderes africanos, en ese mismo 1981, en la Cumbre de la OUA celebrada en Nairobi el propio Kodjo descarta el proceso de descolonización de Canarias, a quienes considera geográficamente africanas pero vinculadas política y culturalmente a España y Europa.

Pero la resaca y los temores al independentismo durarían algunos años más. De hecho es la excusa utilizada para no aprobar el Estatuto de Autonomía de Canarias por la vía del 151 de la Constitución Española, haciéndolo finalmente, en 1982, sobre la base de lo estipulado en el 143.

Muchos de los políticos de la UCD de esa etapa aseguran que someterlo a referéndum, como exigía el artículo 151, era una oportunidad muy propicia para los intereses de los movimientos descolonizadores que se apuntarían, sin duda, el hecho de que pudiera producirse una elevada abstención en la consulta ciudadana. Resucitando, por tanto, el interés de la OUA sobre Canarias. No se arriesgaron.

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